jueves, 26 de julio de 2012

HACIA RUTAS SALVAJES (Into the wild)

Ayer volví a ver la película “Hacia rutas salvajes”. A los que no la habéis visto os la recomiendo. 




¿Por qué un buen estudiante y deportista, querido por su familia y amigos, lo abandona todo y acaba muriendo de inanición en un solitario rincón de Alaska?

En el verano de 1990 Chris McCandles donó todo el dinero de su cuenta corriente a una organización humanitaria y abandonó el espartano apartamento en el que había vivido hasta su graduación en la universidad. Sólo se llevó consigo un exiguo equipo de acampada, un puñado de dólares, que luego quemó junto con toda su documentación y su viejo coche de segunda mano (que luego abandonó). Pertenecía a una familia acomodada de Washington D.C., su padre había trabajado para la NASA y llevaba desaparecido desde hacía dos años, justo después de graduarse en la universidad Emory de Atlanta. 



No se despidió de su familia. Adoptó el nombre de Alexander Supertramp y con él emprendió un largo periplo por el sur y el oeste de Estados Unidos y, finalmente, por Alaska. Desde que no era más que un niño McCandless se había sentido atraído por los grandes espacios naturales. Desbordaba energía y era un romántico admirador de la obra de Henry David Thoreau y Jack London, cuyos libros no dejaba de releer y subrayar. Para él Alaska era un gran imán que lo atraía sin que pudiera hacer nada por resistirse. Cómo es la vida, después de conocer el desenlace de la aventura de Alexander Supertramp, su idolatrado Jack London se había burlado de él diciendo: “No tenía ninguna razón para embarcarse en una aventura semejante, ninguna en absoluto, salvo que padecía de un desarrollo anormal de sentimentalismo. Y lo confundió con el verdadero espíritu de romanticismo y aventura”.

Su trágico final, combinado con su extraña desaparición y el origen acomodado del chico provocaron que la historia encontrara amplio eco en los medios de comunicación de Estados Unidos. 


La aventura y el fatal desenlace, ocasionaron una cascada de críticas y alabanzas. Se dijeron de él cosas como que era un niñato temerario e irresponsable, por pretender adentrarse en las tierras de Alaska sin llevar consigo cosas tan esenciales como una brújula, un mapa, un hacha o un arma de gran calibre. El equipamiento de Chris consistía apenas en un saco de arroz, un rifle del calibre 22 y una guía de plantas. También que fue arrogante, estúpido, insensible y terriblemente egoísta por haber causado tanto dolor innecesario a su familia, con la que no se puso en contacto en ningún momento después de su desaparición.  




Pero también fue y es admirado por muchos. Admirado por personas que ven más allá del desenlace que tuvo, que escarban en la historia y ven a un chico que quiso alejarse de una vida acomodada y artificial, de una vida de consumo y reglas y tuvo la valentía de deshacerse de todo y dar marcha atrás. Cierto es que su falta de conocimientos le jugaron un mala pasada en un entorno implacable pero si la historia hubiese tenido otro final, es posible que ahora mismo Chris McCandles fuese un héroe, un modelo a seguir y se escribirían libros y canciones acerca de él. Así somos.

Es imposible no sentir, por momentos, un pinchazo de envidia por el estilo de vida que llegó a tener. Esa comunión con la naturaleza, la vuelta a los orígenes, a lo básico y dejar las cosas superficiales a un lado. Dejar de dar importancia a las cosas porque como bien merece la pena recordar… “las cosas más importantes en la vida no son cosas”. Es innegable que hay que ser valiente o terriblemente irresponsable para hacer lo que hizo, no lo sé, desde luego a mí, el chico no me parecía ningún estúpido. 






A finales del verano de 1992, un grupo de cazadores se adentró en una zona de Alaska conocida como Distrito del Lobo, al este del Parque Nacional de Denali. Estos llegaron al destartalado autobús y se encontraron con una sorpresa desagradable. Por los alrededores había señales de que alguien había estado viviendo allí durante meses. Y dentro, en una de las literas, envuelto en un saco de dormir, descansaba un cadáver.

La autopsia dictaminó que Chris McCandless había fallecido de hambre.




                                               TRAILER DE LA PELICULA


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