EXTREMO...

El término extremo es un calificativo que me acompaña desde hace algunos años hacia aquí cuando la gente se refiere a mis carreras. Corredor extremo, carreras extremas, entornos extremos,… sin olvidar los habituales loco, zumbado,… Algunas personas me han tachado de irresponsable, por eso de cómo puedo ir a correr a los lugares que voy teniendo mujer e hijo. Una entidad bancaria incluso me insinuó que debía hacer testamento cuando se enteró que iba a correr en el Amazonas. Bueno… ahora suena un poco gracioso pero en el momento te hace dudar… ¡pero pasa pronto!

Hoy quiero hablar de lo extremo. Es un tema pendiente desde hace algún tiempo y ya era hora de cogerlo. Ciertamente la gente que participa en carreras como las que participo yo es consciente que no va a correr en un jardín. Sabemos que correr en el Sahara o en el Amazonas conlleva sus riesgos, que son entornos especiales y que la carrera no se limita únicamente a correr, a poner el piloto automático y ¡Ala…para delante! También son necesarios ciertos conocimientos en diversas áreas que van desde lo deportivo hasta la alimentación, material, primeros auxilios pasando por algo de costura (por si uno tiene que coser la mochila o algún calcetín) y cierto toque de McGyver.

Lo extremo, por definición, es algo que está en el grado máximo de una cosa; excesivo, sumo, mucho. Pero, ahí va el tema de hoy… ¿es necesario irse hasta el Amazonas, al Sahara o al Yukón para buscar lo extremo? ¿Somos los corredores por etapas los únicos corredores extremos? ¿Puede convertirse una carrera popular en algo extremo? Yo creo que llamamos lugares extremos a entornos que no son familiares o a los que no estamos adaptados. Mas que hablar de deportes extremos deberíamos decir situaciones extremas. Me imagino que para un habitante de Alaska pasar el verano en Sevilla a 40ºC debe ser algo extremo, pero ¿es por eso Sevilla un lugar extremo? 

Lo extremo, el peligro o el sufrimiento llevado a cotas máximas, lo podemos encontrar mucho más cerca. Lo podemos encontrar tan cerca que yo diría que lo llevamos con nosotros. A menudo, nuestra irresponsabilidad, nuestra precipitación o en algunos casos la mala suerte puede llevarnos a sufrir situaciones extremas. ¿Donde esta el limite entre el pundonor y la falta de juicio? ¿Donde esta la línea que separa el valor y la entrega del peligro? 

A continuación os muestro 2 videos a cual más impactantes. Son los videos que he utilizado como eje del post. En el primero se muestran atletas en un Ironman y en el segundo una carrera en un Instituto norteamericano. Este segundo video es el que más me ha impresionado. El reglamento especifica que si un corredor asiste a otro en carrera, ambos serán descalificados… De todos los corredores que pasan a su lado solo uno tiene el impulso de asistirle pero la pasividad del público me parece todavía más dolorosa. ¡Por Dios!

Video 1

Video 2