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martes, 4 de diciembre de 2012

ESKERRIK ASKO / GRACIAS



Uno, hace un círculo en el calendario el día X y durante meses no piensa en otra cosa. Aunque durante el año corres otras carreras, la carrera importante, el objetivo del año es ese día señalado con color fosforito. La Antarctic Ice Marathon & 100k.

Como todo en la vida, ese día llega… y pasa. La vida es un tren que no para.

No me quiero olvidar una cosa muy importante y son las personas que han hecho o van a hacer posible que yo esté en la Antártida. Personas que mostraron interés en su día en mi proyecto, que creyeron en él y más importante aun, que creyeron en mí. Esto no es fácil y menos en los tiempos que corren. Ellos me pusieron en la línea de salida y a mí me tocó hacer lo más fácil: correr. 

Ya lo he comentado alguna vez. El presupuesto de las carreras por etapas suele ser elevado (4.000 - 5.000 euros + o -) y el de la Antártida es más elevado todavía (solo comentar que la inscripción son 9.900 euros). Yo soy profesor y mi mujer tiene una tienda, es decir, agradecidos de tener trabajo en los tiempos que corren pero nada de gastarse esos dinerales en mi afición. Por lo tanto, no me queda otra que buscar patrocinadores para cubrir gastos. Es un trabajo muy incómodo, tener que venderse uno mismo pero no me queda otra si quiero hacer las cosas que hago. Lo tengo asumido, ya está. 

A veces me duelen los nudillos de golpear tantas puertas en busca de futuros patrocinadores y otras veces lo que me duele es la nariz, de recibir tantos portazos. Pero yo sigo, por eso soy corredor de fondo… ¿no? 

Este año quiero agradecer de corazón a las empresas que han confiado en mí, a las personas que me van a poner en la línea de salida de la carrera. Gracias a Maitane Leizaola (Diputación Foral de Vizcaya), David Álvarez (dueño del Grupo Eulen), al Ayuntamiento de Bermeo y a su alcaldesa, Idurre Bideguren y a Iván Rodríguez (amigo iítimo y gerente de la asociación Afonvi). Esto en cuanto a instituciones públicas, empresas privadas y asociaciones. 








Pero en el plano deportivo no me quiero olvidar de dos personas: Pedro Ibarretxe y Juan Pinedo. Pedro, es el gerente de la cadena de tiendas deportivas Intersport y Juan es el responsable de la marca deportiva Haglofs en la zona norte de Euskadi. Ambos confiaron en mí desde el primer momento y me han ayudado mucho. Mi alegría por la experiencia antártica se vio empañada al, nada más aterrizar en Euskadi, conocer la triste noticia del cierre de la tienda Intersport de Bilbao, activa durante 20 años. A uno le duele cuando ve que las personas que le han ayudado sufren un revés. Eso me ha ocurrido a mí. Aunque me temo que Pedro no es una persona que estará mucho tiempo con la rodilla en la lona, seguro que se levantará. Yo me he puesto a su disposición para poder ayudarle todo lo que pueda. En cuanto a Juan, le agradezco su ayuda con todo el tema del material, que en el caso de la antártida, no es una broma. Me asesoró y puso material de primera calidad Haglofs a mi disposición y creo que mi experiencia con Haglofs no ha sido menos que fantástica. He tenido mucha suerte en conocer a personas como Pedro y Juan.






No me quiero olvidar ni de la empresa que puso a mi disposición el congelador (no puedo mencionar el nombre de la empresa por petición suya) ni de la marca BH de equipamiento deportivo. Ellos han jugado un papel fundamental en mi experiencia antártica; no en la carrera en sí, sino durante la preparación para la misma. Su ayuda ha sido vital, nada más y nada menos, y a demás a cambio de nada. Unos, me ayudaron ha recrear las condiciones de frío de la Antártida y los otros, me proporcionaron una magniíica cinta de correr (LK 6000) y que he podido utilizar para mis entrenos. No dudaron en ningún momento en ayudarme y esto no tiene precio. Gracias, por una lado, a Unai, Eneko, Iván y Jon y por otro, a Iñaki y Raquel, de BH. 



Todas estas personas me colocaron en la línea de salida de la Antarctic Ice Marathon & 100k. Luego, durante el maratón y la carrera de 100k., tuve otro tipo de ayuda. Sentí la ayuda de los míos, de la familia y amigos, personas que sabes que están contigo a cada paso que das y que sufren ante tu lejanía. Y luego, al final de la carrera de los 100k., cuando ya no me quedaba sino una sola vuelta al circuito, miré al cielo y hablé con personas que no conozco y que llevan muertas un siglo. En ocasiones, la línea que separa la cordura y la locura es muy fina y yo creo que me balanceé en ella. Hablé con ellos, les di las gracias por acompañarme y pude sentir que reían, pude distinguir una sonrisa en la nube que se posaba encima mio.

Gracias a todos.






jueves, 1 de noviembre de 2012

LA LISTA

Ayer tuve otro entrenamiento más en el congelador. Están siendo unas sesiones que me están aportando muchas cosas positivas. No solo desde el punto de vista del entrenamiento, sino como oportunidad para probar material, ver cómo mi cuerpo responde a temperaturas de -20ªC y como entrenamiento mental. Me explico.

Muchos de vosotros habréis corrido en un tapiz o cinta de correr (y seguro que muchas horas…). Entrenar en estas cintas siempre me ha resultado aburrido, aun llevando música. Si bien puede resultar útil en algunos entrenamientos, ya que nos permite fijar una intensidad (ritmo, elevación, etc.) y mantenerlo el tiempo que deseemos sin estar mirando al GPS constantemente, a mí no me entusiasma. Este año, no obstante, estoy recurriendo a este aparato porque me permite realizar sesiones en el congelador. Pues imaginaros lo que puede ser correr durante dos horas, a -20ºC y con una puerta blanca delante de ti… Pues sí, aburrido no, lo siguiente… De todos modos, hasta este entrenamiento tiene su parte positiva. Probablemente el correr sin ningún estimulo visual me vendrá bien teniendo en cuenta a donde voy. Mucho me temo que la Antártida no es un paraje donde la vista se deleite, aunque espero confundirme. Tendré que correr muchas horas con el piloto automático puesto, más o menos como en el congelador.
Durante estos entrenamientos en los que me encuentro “aislado” de todo, sin nada a lo que mirar, uno se encuentra con sus pensamientos. Obligadamente debe recurrir a ellos para que los kilómetros y las horas pasen. En otra ocasión, ya comenté que dichos pensamientos van desde las motivaciones más profundas hasta las ideas más disparatadas. Ayer también hubo de todo. Hoy hablaré de las motivaciones más profundas…

Ayer estuve pensando en nuestros arrantzales/marineros. Me di cuenta que iba a correr un kilometro por cada uno que falleció en la galerna y no recordaba el nombre de ninguno de ellos. Y no me gustó. A la tarde, en casa, decidí escribir los nombres de cada uno de ellos, haciéndolo, sentía que les mostraba mi respeto y admiración, los sentía más cercanos,… Escribía el nombre y lo pronunciaba, escribía y pronunciaba,… Melitón, Sinforoso, Pedro, Gervasio, Ceferino… así hasta 143. Luego observé la realidad de sus familias, el panorama que dejaban, esposas embarazadas, madres impedidas, huérfanos,… Me estoy poniendo triste. 

Mientras escribía los nombres recordé una película, La lista de Schindler. Durante esta fantástica película, hay un momento en el que Isaac Stern está escribiendo la lista que a la postre resultará ser la salvación de tantos judíos (801 concretamente).


- ¡No estará comprándolos! – le dice Isaac Stern sorprendido a Oscar Schindler.
(…)
- Me está costando una fortuna. Acabe la pagina y deje un espacio al final – dice Schindler.

- Mire… esta lista es el bien absoluto. Esta lista es la vida, más allá de sus márgenes se abre el abismo – termina diciendo Isaac Stern.




Nunca olvidaré estas palabras de Isaac Stern.

Yo ayer escribí una lista, otro tipo de lista. En mi lista, dentro de los márgenes se abría el abismo y fuera de ella había vida. Durante mi carrera antártica intentaré devolver la vida a esa lista, los recordaré y los traeré de vuelta. Porque el recuerdo es la mejor manera de rescatarlos del abismo. 




Aquí os dejo la lista de nuestros arrantzales:

Hipolito Gabantxo Ugarte
Ciriaco Etxebarria Ruiz
Jose Etxebarria Ruiz
Juan Unanue
Meliton Allika Ortube
Sinforoso Renteria Lanestosa
Zacarias Alday
Victorio Bilbao Cendoya
Leocadio Galdaras
Jacinto Leniz Goitia
Norberto Gabantxo Legarreta
Gervasio Garona
Ceferino Arketa Basabe
Pedro Gadona Hormaza
Luis Urrutia Jauregi
Ramon Laca Telletxea
Jose Martinez Ibarlucea
RafaelMartinez Laca
Santiago Desiderio Iturzaeta
Jeremias Muruaga Goienetxea
Silverio San Nicolas Uruburu
Serapio Mirandona Arispe
Francisco Uriarte Mirandona
Jacinto Garay Iradi
Celestino Mirandona Goienetxea
Juan Uribarri Zabala
Cirilo Aguirre Telletxea
Pedro Mirandona Goienetxea
Francisco Gaubeca Aguirre
Felipe Bilbao Alegria
Raimundo Elguezabal Gabantxo
Narciso Omar
Pedro Zabala Ortuza
Maximo Zabala Ortuzar
Felix Kortabitarte
Nicasio Elordui Beitia
Guillermo Goienetxea Lartitegui
Antonio Pedro Laguno
Juan Lartitegui Laca
Pedro Goitia Bilbao
Luciano Bilbao Beotegui
Prudencio Laraudogoitia Bilbao
Jenaro Alonso
Marcos Bilbao Renteria
Jose Aldama
Timoteo Urmeneta
Alvaro Malzarraga
Leon Santiago
Eustakio Santiago Acerecho
Franscisco Bilbao
Julian Bilbao Muruaga
Esteban Barrenetxea
Ricardo Balier
Julian Belaustegi Alvarez
Toribio Elorriaga Acerecho
Lorenzo Astoreka Bastegieta
Jose Maria Ensenillas
Franscisco Uriarte Bajeneta
Juan Aguirre Deusto
Luis Allica Lecosais
Ramon Bilbao
Ambrosio Bilbao Bastayeta
Marcos Peña
Ramon Acerecho Mugica
Cornelio Acerecho Meaurio
Crescencio Meaurio Zabala
Prudencio Tirano
Manuel Acerecho Mugika
Gonzalo Beitia Ortube
Lorenzo Bilbao Iturrizaga
Angel  Iturburuaga
Lucio Irula Bidaechea
Serafin Ortuzar Iradi
Eduardo Fradua Ugarte
Saturnino Laraudogoitia Hormaechea
Primitivo San Miguel Apraiz
Benigno Uriondo Garteiz
Vicente Ormaechea Goicoechea
Leandro Elorriaga Ugalde
Pablo Arenaza Mugica
Anastasio Arenaza Hormaza
Pedro Jose Goñi
Salustiano Arenaza Mugica
Alejo Hormaechea Landa
Ignacio Arenaza Mugica
Gregorio Bilbao Astarloa
Silvetre Lejarraga Albiz
Jose Alboniga-Mayor Mendibil
Luis Alboniga-Mayor Arrien
Eulalio Gordobil
Benito Portuondo Muruaga
Pedro Asla Lejariturri
Jose El Coro
Ramon Uriondo Goyenechea
Ignacio Tomas Begoña
Teofilo Anduiza Orbe
Antonio Urrutia Basterrechea
Robustiano Alboniga Beitia
Ambrosio Anasagasti Bengoechea
Vicente Urrutia Basterrechea
Venancio Ereñozaga Aguirre
Eugenio MugicaLeniz
Isidoro Zubia
Franscisco Zarandona Hormaechea
Franscisco Diaz de Corcuera Zarate
Franscisco Diaz de Corcuera Elorza
Marcos Usobiaga Zulueta
Elias Oleaga Ordorica
Alejandro Longa Astarloa
Pedro Bilbao
Pedro Aramburu Legarreta
Juan Leoncio Martinez
 
Ambrosio Isidro Echaburu Arrizabalaga
Franscisco Echaburu Arrieta
Simeon Bilbao Zuazo
Pablo Munitiz Ruiz
Ascensio Echevarria Bilbao
Juan Bilbao
Jose Urrutia Basterrechea
Agapito Luis Mendiola Iturrino
Jose Miguel Erquiaga Acarregui
Manuel Erquiaga Zabala
Juan Bautista Erquiaga Achabal
Santiago Achabal Arrizubieta
Jose Ignacio Urquidi Celaya
Andrés Avelino Urquidi Urquiaga
Juan Jose Barbarias Arrieta
Jose Ascorta Aboitiz
Isidoro Salinas Cruzalegui
Domingo Pedro Zapirain Abascal
Buenaventura Paulogorran Ciarreta
Vito Eusebio Basterrica Iturzaeta
Fidel Zacarias Bengoechea Acarregui
Juan Gualberto Agustin Bermeosolo Goitia
Feliciano Leon Laca Zarrabe
Daniel Baqueriza Garramiola
Juan Crisostomo Baqueriza Echeandia
Santos Antonio Baqueriza Echeandia
Juan Pedro Palacios Ugalde
Benjamin Palacios Aberasturi
Ramon Muguira Ibarra
Castor Landeta Guisasola
Eusebio Arego Sarasola
 

viernes, 10 de agosto de 2012

DESCANSAD AHORA ENTRE...

(… ¿Hace cuánto tiempo que no piso este embarcadero?, Dios, mio… la ultima vez que he estado exactamente aquí hará ya 20-25 años… Todo sigue igual, las mismas rocas, la misma agua cristalina, los niños y los jóvenes gritando en el momento de saltar al agua, chicos que empujan a las chicas que les gustan al agua, etc. También contemplo cómo algunos chavales saltan al agua desde alturas imprudentes de las cuales nunca le dejaré a mi hijo saltar. Esto sólo se entiende cuando uno se está haciendo viejo o se es padre. Todo sigue igual…)




Me zambullo en el agua, buceo y recojo algo de arena del fondo, ahora a la superficie… Pero ahora cuando salgo y miro al embarcadero veo a mi familia, a mi mujer embarazada y a mi hijo Unai. Antes, muchos años atrás, hubiese visto a mis amigos, a mi cuadrilla, haciendo “el gamba”… No,... no todo sigue igual.

 - Eh gizon, itxi lekue mesedez! ¡Eh..., señor… déjeme sitio por favor! – me dice un chico.

Yo me vuelvo, y me pregunto a quién se lo dirá, me mira a mí, ¡no puede ser, me lo dice a mí! ¡Señor…, me ha llamado… señor!
Mi hijo me mira perplejo y me pregunta cómo demonios he podido coger arena del fondo. Le parece algo imposible y aunque no presenta ninguna dificultad y él ya sabe nadar, eso le queda aun muy lejos. Y en el agua, me doy cuenta de que el entorno es exactamente igual al que yo recordaba pero los pequeños detalles marcan la diferencia, porque a veces los detalles lo son todo, lo cambian todo. El paisaje es el mismo pero los personajes han cambiado.

Ahora doy unas brazadas y me alejo un poco. La natación nunca ha sido mi punto fuerte, en gran parte porque me enfrío muy pronto. En la playa soy de los que antes de entrar al agua ya esta saliendo. Me relajo, me tumbo, miro hacia el cielo, 15 segundos y vuelvo a acercarme al embarcadero.

Mi hijo salta al agua, me agarra fuertemente y me pregunta si podemos ir nadando a una roca que está unos cinco metros de donde nos encontramos. ¡Claro que sí!- le respondo. Llegamos pero algunas olas nos impiden agarrarnos a alguna roca, algún saliente que nos permita subirnos a la roca. Las olitas nos golpean, nos mueven hacia aquí y hacia allá, poca cosa pero suficiente para imperdirnos subir. Como resultado de este vaivén y de que tengo a mi hijo agarrado con una mano y con la otra intento estabilizarme, trago un poco de agua. Ante esto decido anular la misión y volver al embarcadero. Aquí acaba la historia.

Aquí acabaría la historia sino fuese por un pequeño detalle. Durante esos segundos, entre el mini-oleaje, el tragar el agua y la vuelta, no más de diez, por momentos volví 100 años atrás. Mi subconsciente me llevo un siglo atrás, al mismo mar en el que ahora nado, a estas aguas cristalinas que entonces no lo fueron tanto, a esta tranquilidad que entonces fue un infierno. Me trasladé por momentos a la galerna de 1912 y a lo que tuvieron que pasar aquellos valientes y extraordinarios hombres, frente al mismo mar en el que yo ahora me divierto con mi familia. Salvando las distancias, me imaginé a mi mismo intentando aupar a mi hijo a un barco o a un mástil roto. Me veía intentando salvarle la vida como lo harían los marineros de la época en aquel mar enfurecido y dispuesto a cobrarse la vida de tantos buenos y humildes hombres. Yo pude darme la vuelta pero ellos no pudieron. Lo mio fue un teatro, una anécdota infantil pero lo de ellos no. 


 




Es curioso qué cosas recordamos y en qué momentos.

Este fin de semana se cumplen 100 años de la galerna. Está claro que en mi subconsciente o en algún lugar muy dentro de mí, aunque no los haya conocido, no los olvido.



Descansad ahora, marineros, pescando en medio de aguas tranquilas y cálidas brisas.

martes, 19 de junio de 2012

1912 - 2012. GALERNA Y ANTARTIDA (2ª parte)

… El 2012 es, por lo tanto, un año especial para mi pueblo, Bermeo. En memoria de este hecho y teniendo en cuenta mi pasión por correr, mi intención es correr en uno de los lugares mas inhóspitos y extremos del planeta y un total de 119 km., uno por cada bermeano fallecido en la galerna. Este lugar es la Antártida (los 100 Km. de la Antártida). Pero... 



¿Por qué la Antártida

Este proyecto nació de la fusión de dos ideas. He de reconocer que el correr no guarda mucha relación con la galerna pero aun así quise unir el correr con el agua. Pero ¿cómo? ¿Es posible correr sobre el agua? Yo creo que sí, no en un sentido literal obviamente, pero sí metafóricamente.  



No hay muchos lugares en el mundo que brinden la posibilidad de correr sobre el agua. Están por ejemplo El lago Baikal (distancia maratón en Siberia, en invierno el lago se hiela), el Polo Norte (también es una maratón), Alaska,… pero el único lugar donde se pueden correr 100 km. es en la Antártida. El tema de los 100 km. era importante, por el peso simbólico que tenia y añadía la dificultad de correr en uno de los lugares más hostiles para el ser humano del planeta. Hay que recordar que no vive ningún ser humano de forma continuada y que solo es habitada periódicamente por científicos.  

Por otro lado, dentro de mi trayectoria como corredor me faltaba el frio, el correr sobre la nieve o el hielo. He probado el desierto, la jungla y la montaña pero no sé lo que es correr sobre el hielo. De este modo, uniendo la galerna, el agua, el correr, la dureza, etc. nació el proyecto “Antártida: 100 años, 116 km

La carrera será el 22 de noviembre, aunque nosotros estaremos en la Antártida (base rusa, “Union Glacier”) desde el 18 hasta el 23 de noviembre. La temperatura media en esas fechas es de -20ºC, vientos catabáticos, 24 horas de luz… en definitiva, ¡los 100 km. más frios del planeta!

 ¿Cómo voy a correr 119 km. si la carrera es de 100 km?

La carrera consta de 4 vueltas a un circuito de 25 km. Me he puesto en contacto con el director de la carrera, el Sr. Donovan, para pedirle permiso para correr 19 km. adicionales. Me ha comentado que sería posible, que el recorrido circular de la prueba lo permitía pero que están valorando dos opciones. La primera, permitirme dar una 5ª vuelta al recorrido, y la segunda, dos días antes correr la media maratón (21 km.) y luego los 100 km. No sé en qué quedará…

Pero lo más importante para mí es que quiero que sea un homenaje no sólo a los fallecidos y a sus familias, sino al alma de mi pueblo, que es el mar. Quiero dedicarles la carrera a los hijos e hijas del mar, a nuestros antepasados, a los de antes, a los que se fueron pero también a los de ahora. 






Mi cuerpo me demuestra que puede hacerlo, mi mente me recuerda que será difícil y mi corazón… mi alma, me susurra que esté tranquilo, que los sueños, en ocasiones, si se desean con fuerza, se cumplen.  

Lo intentaré.



sábado, 16 de junio de 2012

1912 - 2012. GALERNA Y ANTARTIDA (1ª parte)

En este post y el siguiente, hablaremos del pasado y del futuro. En primer lugar, viajaremos 100 años atrás, al mar; luego volveremos, por breves momentos, al presente; para luego, terminar hablando del futuro. Trata de mi pueblo, de su historia, de mis antepasados, de mí y de mi proyecto de este año. 

Nadie en Bermeo podía barruntar la tragedia que se avecinaba aquel fatídico 12 de agosto de 1912 a escasas cincuenta millas al norte del Cabo Matxitxako. Era lunes y los arrantzales (marineros) se afanaban en las últimas tareas de la jornada. Los integrantes de las 'txalupas' (lanchas boniteras a vela y remos de entre 13 y 15 metros de eslora y unos 3 metros de manga) se disponían a traspasar sus capturas a las embarcaciones de vapor de su compañía para que las llevasen a puerto como cada día, con las últimas horas luz.

De pronto, comenzaron a soplar fuertes rachas de viento que hacían presagiar una dura noche en alta mar. El cielo se oscureció y el Cantábrico, apacible hasta ese momento, se enfureció y desató un violento temporal. Las gigantescas olas convirtieron la lucha por la supervivencia en una disputa desigual. Aquel infierno cesó a la mañana siguiente con un dramático balance. Un total de 143 arrantzales muertos (116 de Bermeo), 16 de Lekeitio, 8 de Elantxobe y 3 de Ondarroa.





El dolor afectó de manera especial a Bermeo. Un total de 116 vecinos, más del 1% de la población de la época en la villa marinera, pereció en la galerna. Todas las familias del pueblo perdieron a alguien, un padre, un hijo, un marido y en algunos casos a todos. Se cancelaron 40 bodas de las 80 previstas, 62 viudas (de las cuales 12 embarazadas), 205 huérfanos, 64 padres ancianos y 107 hermanos menores. Como bien recuerda mi abuelo, los días siguientes a la tragedia todo el pueblo de Bermeo se tiñó de negro, del luto de la familias.

La tragedia se repetía. Diez años antes el mar también había segado la vida de otros 56 pescadores locales. Pero el desastre de mayores magnitudes en aguas del Cantábrico tuvo lugar el 20 de abril de 1878, tristemente conocido por la 'Galerna del Sábado de Gloria'. En aquel negro episodio murieron 332 personas, de las que 85 eran bermeotarras.

Lo acontecido en 1912 dejó huella en la historia de Bermeo y casi todo lo que se conoce del desastre de 1912 es porque se ha transmitido de forma oral a lo largo del tiempo.

El 2012 será un año muy importante en la historia de mi pueblo, Bermeo… y también para mí. 




 Continuará… (dentro de 3 días)