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domingo, 22 de octubre de 2017

DANI


Llevo mucho tiempo sin escribir en el blog, desde el 9 de diciembre del año pasado concretamente.

Me siento delante del teclado y pulso las teclas con inseguridad.

Mi mujer me ha pedido que escriba algo. Que escriba sobre cómo me siento, que hable un poco de lo que nos ha ocurrido. El blog siempre me ha servido de terapia. El teclado muchas veces me ayuda a exteriorizar mis sentimientos, porque a menudo me resulta difícil hacerlo verbalmente. Laura me dice que lo saque afuera. Así que allá voy.

Mis palabras no van dirigidas a que el lector vierta más lágrimas de las necesarias. No quiero que sea un post lacrimógeno. No quiero ahondar en la tristeza. Porque él era alegre y ningún recuerdo que tengo de él es triste. Porque una vez leí que no todas lágrimas tienen que ser amargas. Espero que durante el post derraméis alguna lágrima esbozando una sonrisa…

Un buen amigo nos dejó el viernes pasado, Dani. Su corazón dijo “basta” a los 54 años. Así, de repente, sin previo aviso. Fulminante. Su inesperado fallecimiento ha sumergido a nuestra ikastola en un pozo profundo. Conmoción, shock, incredulidad, atontamiento... Son estados por los que hemos pasado todos nosotros los últimos días. Su adiós ha dejado patas arriba nuestro centro. No han sido días fáciles…

¿Cómo una persona puede generar semejante terremoto?

(Escribo y borro. Escribo y borro. Tengo los dedos oxidados y la mente lenta.)

La respuesta es sencilla. Porque su luz era tan brillante que llegaba al corazón de todos nosotros. Los que hemos tenido la suerte de compartir el día a día con él somos conscientes de la huella que ha dejado en todos nosotros. 





Alegre. Muy buena persona. Conciliador. Dialogante. Muy buen profesor. Con un gran sentido del humor. Siempre le recordaré con una ligera sonrisa. Cualquiera que lo haya conocido os lo puede confirmar.

Desde que se fue, no ha sido fácil el día a día en la ikastola. Intentamos recuperar la normalidad, poco a poco, lentamente. Toda la familia “San Fidel” vamos reuniendo fuerzas para tirar para adelante. Los alumnos le echan de menos. Han estado rotos. El lunes pasado fue un día durísimo. Mucho dolor.

Me siento en la sala de profesores y aun le veo a mi lado o entrando por la puerta. Sus cosas siguen estando al lado de las mías. Sus apuntes, su letra… No me he atrevido a quitarlas. Probablemente mañana lo haré. Dejaré espacio. No obstante, nunca se irá de mi lado. 





Guardaré sus cosas. Hay que ir dejando sitio a lo nuevo, aunque duela. Pero no lo haré entre lágrimas sino con una sonrisa. Porque a medida que pasan los días, las lagrimas se han ido transformando en amago de sonrisas. Lo amargo va dejando paso, poco a poco, a lo dulce.

Sonreiré porque su legado no es de tristeza sino de alegría.

En el plano personal, pierdo a un gran amigo. Casi 18 años sentado al lado de una persona dan para forjar una sólida amistad. Incontables conversaciones, tantas reflexiones sobre la vida o sobre nuestro trabajo, la educación (no solo la enseñanza…), algunos desacuerdos, discusiones contadas, grandes experiencias juntos…


 

 Y risas. Muchas risas.

¡Cuantas veces nos hemos propuesto cambiar el ambiente de alrededor! A veces, cuando había demasiado silencio en la sala de profesores o simplemente nos aburríamos, nos metíamos el uno con el otro o decidíamos meternos con un tercero con el fin de que los demás se rieran y pasar un buen rato. Aunque muchas veces él solo se bastaba para generar risas y alboroto con un simple comentario. Sí, así era Dani. ¡La de tonterías que decíamos para alegrar el ambiente! Me vienen a la cabeza una catarata de momentos, de situaciones… y no puedo darles salida a todas.

En el plano profesional, la ikastola pierde a un extraordinario profesor. Y los alumnos pierden a un profesor que nunca olvidarán.

El día del funeral viví una situación muy emocionante. Cuando salimos al exterior me quede abrumado de la cantidad de gente, de ex alumnos que habían acudido a rendirle un último adiós. ¡Fue algo impresionante! Muchísimos ex alumnos se me acercaron buscando consuelo; buscando, entre lágrimas, el calor de un abrazo. No daba abasto. Comprendí que el poso que había dejado Dani en todos ellos era enorme. Me pareció una muestra de amor increíble. El se había quedado en los corazones de todos ellos para siempre y seguro que de muchos más que ese día no pudieron acudir. Como profesor, educador o simplemente como persona, es lo más grande que puedes conseguir.

Y mientras abrazaba a la gente pensaba en él y le decía: “Dani, aquí están. Aquí los tienes. Lo has conseguido,”

Nuestro barco sigue navegando con una tripulación que nunca te olvidará. Navegando porque tú así lo querrías. Échanos un vistazo de vez en cuando desde ahí arriba.

A tu familia, dales fuerza. Les queda un largo y duro camino por recorrer. Lo más duro les queda por vivir, el día a día. Y digo esto porque yo lo he vivido. Nosotros estaremos a su lado todo lo que podamos. Ya lo sabes.

No quiero alargarme más.

Gracias Dani. Gracias por todo lo que me has dado. Gracias por todos estos años, por todos los buenos momentos. 















viernes, 9 de diciembre de 2016

¡TANTA GENTE A LA QUE AGRADECER...!

Hace mucho tiempo que debería haber escrito sobre este tema. La lotería de Navidad.

Muchas veces he hablado en el blog del presupuesto necesario para tomar parte en las carreras que yo participo, las carreras por etapas. Las inscripciones suelen rondar los 2000 – 3000 euros y a esto hay que añadirle el viaje a los diferentes lugares, hoteles…, es decir, 4000 euros no te quita nadie. Un gasto importante para una economía media como la mía, o mejor dicho, nuestra, de mi familia. Bueno, no quiero alargarme con esto que ya me habéis oído más de una vez…

Todos los años, sin excepción, he vendido lotería de Navidad. Mi lotería.

Desde aquel lejano 2008, en el que participé en el Marathon Des Sables, año tras año he recurrido a este método de financiación para poder costearme parte de los gastos que conllevan mis carreras. Algunos años he vendido más, otros menos; algunos años he tenido más suerte, otros menos. El dinero que conseguía vendiendo loterías lo invertía (y lo invierto) íntegramente en las carreras. Siempre me ha resultado de gran ayuda. Algunos años he podido pagarme los vuelos con este dinero, algún año en el que tuve más suerte pude pagarme incluso la inscripción a la carrera, que no es ninguna tontería… En definitiva, que siempre me ha venido bien.





Escribo este post como agradecimiento. Quiero expresar un sincero agradecimiento a esas personas, que son muchas, muchísimas, que año tras año compran una participación de Julen Urdaibai. Personas que con cada participación que compran donan un euro a una causa, mi causa, mi pasión. Sí, lo sé, ese no es el único motivo por el que compran, al final lo compran porque quieren que les toque, lógicamente. Pero yo me siento agradecido igualmente.

Estos años he sido testigo de detalles que no podré olvidar. Personas que sin ningún motivo especial, simplemente por cariño, o afinidad a lo que hago, o por ayudar… no sé, me ha ayudado a vender la lotería. No quiero dar nombres porque tengo miedo de olvidarme de alguien y no me lo perdonaría. Familiares, amigos, panaderías, supermercados, fruterías, bares y cafeterías… Personas y empresas que me han pedido un taco de loterías para venderlas en sus respectivos trabajos. Personas que sabiendo que era algo importante para mí me han prestado su ayuda, tanto ayudándome a vender como comprando una importante cantidad de participaciones. Mi agradecimiento a todos ellos, además de un fuerte abrazo.

Estos años he vivido situaciones sorprendentes. Personas, por ejemplo, que han renunciado a 60 euros o 40 euros de premio con el fin de ayudarme para mis carreras. Y no hablo de familiares. No podía olvidarme de ellos.

En fin, tenía ganas de recordar a esta gente, de dedicarles algunas líneas de mi blog. De recordarles que siempre tendrán mi agradecimiento. Y que cuando paso largas horas en carreras por desiertos, montañas y otros lugares, pienso en el granito de arena que ha aportado cada uno de ellos para que yo haga lo que hago.

Eskerrik askogracias. Gracias a ti que has comprado una participación. Gracias a ti que me has ayudado a vender y gracias a ti, que has renunciado a un premio por colaborar conmigo.

P.D. Espero que algún año pueda recompensároslo con una buena suma de dinero… jajaja…









sábado, 15 de octubre de 2016

CERRAR LOS OJOS PARA PODER VER

Muchas veces, para ver, hay que cerrar los ojos.

Así es como empecé mi comentario en Facebook. Y creo que es verdad. Me refiero a que muchas veces es necesario una pausa para ver las cosas con mayor claridad. Alejarnos del ruido para poder valorar la situación. Convertirnos en pájaros para poder ver el bosque de manera diferente.

Quiero deciros que no iré a Suecia a correr la Ice Ultra, en el Círculo Polar Ártico. No estoy lesionado. No hay ningún motivo personal-familiar-laboral que me haya obligado a cancelar mi participación en la carrera. Todo lo realmente importante va bien, gracias a Dios.

No obstante mi cuerpo me ha enviado un mensaje. Un mensaje que decía que debía tomarme un respiro, una pausa. Tenía, mejor dicho, tengo muchas ganas de acudir a Suecia a correr la carrera. Después de haber corrido en la Antártida me gustaba la idea de correr en la parte de arriba del globo, en el polo norte. Mi motivación sigue intacta. Mi cuerpo está en forma. Vine de los Alpes muy bien a todos los niveles y encaraba mi objetivo principal de la temporada con ilusión. Con ganas de preparar el reto polar. 







Pero con lo que no contaba era que mi vida personal sufriera los cambios que ha sufrido. Vuelvo a decir que no son cosas importantes. Pero, a menudo, los pequeños cambios pueden poner las cosas muy difíciles. Y estos pequeños cambios, finalmente, han podido conmigo.

Me explico.

Estos pequeños cambios son, por ejemplo, el aumento de mi jornada laboral al 100% como profesor y el aumento y distribución de las horas de trabajo de mi mujer en la tienda Intersport de Bermeo. Estas dos buenas noticias profesionales han condicionado mis entrenamientos. Bienvenidas sean… aunque a nivel deportivo me han destrozado.

No quiero alargarme demasiado contando los detalles porque seguro que no os interesarán. Solo decir que mi nueva rutina diaria me obligaba a entrenar muy temprano a la mañana o muy tarde a la noche. Ahora mismo, dentro de la planificación que llevo con Luis, no estoy haciendo entrenamientos largos. El más largo ha sido de una hora y media de montaña. Hemos empezado despacio, para no saturarme de kilómetros. No obstante, me encuentro saturado y no por los entrenamientos, sino por el stress diario. Pronto llegarán los entrenamientos largos y/o duros. Estos me obligarán a entrenar más temprano entre semana o terminar más tarde a la noche.

He probado ambas fórmulas. El entreno nocturno implica cenar y acostarse muy tarde y cargar con más trabajo doméstico a mi mujer (ya sabéis, niños, cenas, baños, cama…). El entreno mañanero ha ido bien, excepto que al mediodía estoy como un trapo, incapaz de moverme y sin ganas de dar clase. Luego cuando llego a las 17:30 – 18:00 a casa solo pienso en dormir. Pero aún hay que atender a los niños porque cuando yo entro en casa, mi mujer sale a trabajar.

Deseaba que llegara el fin de semana para poder entrenar tranquilo, sin prisas, sin stress.

Esta rutina la he llevado como he podido durante algunas semanas pero poco a poco ha ido minando mis fuerzas. El día se convertía en un stress absoluto. Con el tiempo justo para todo. Con el tiempo empecé a agobiarme por no poder entrenar como quería, el cansancio y el stress empezaron a hacer mella en mí, me enfadaba con mayor facilidad (incluso con los alumnos). Pero, bueno, yo seguía cumpliendo con mis tareas deportivas… aunque era consciente que empezaba a no estar bien. El problema era que la situación no iba a cambiar por lo menos a corto-medio plazo. Aún quedaban 4-5 meses para la carrera y estaba agotado (no tenía ni ganas de jugar al ajedrez con Unai… y eso que estaba tumbado en el sofá). 






Hasta esta última semana. 

Esta semana, algunos días, me he despertado a media noche de manera brusca, sin poder respirar y con el corazón latiendo a tope. Síntomas de ansiedad. Lo sé porque ya lo he sufrido anteriormente, mucho antes de ser corredor. La sensación es muy desagradable. Luego me costaba dormir, por lo tanto no me levantaba a entrenar. Siempre pensando en el entrenamiento del día siguiente... ¿Cómo lo haré? ¿Tendré tiempo suficiente? ¿Estaré muy cansado para dar las clases de escalada, tenis…?

El 12 de octubre, Día del Pilar, fui a correr 90 minutos al monte. Al terminar de subir la primera cuesta (una cuesta que subo corriendo con facilidad) no podía respirar. Me costó recuperar, de hecho, arrastré la fatiga todo el entreno.




Siento si me he alargado mucho…

Hasta que un día cerré los ojos para ver. O para verme. Ver en que se había convertido el día a día. Podría haber continuado entrenando más suave, menos días a la semana y presentarme a la carrera. Pero no sé hacerlo así. No sé preparar las cosas “a medias”. Preparo bien las carreras y sé que sufriría al ver que no estaba entrenando como de costumbre. 

Por lo tanto. Me he autoimpuesto unos meses de descanso. Descanso total… seguro que no. Pero sí que necesito una desconexión. 

Me he puesto en contacto con la organización para informarles de mi decisión. Me da pena también porque iba a aprovechar mi visita a tierras suecas para visitar la sede principal de mi marca, Haglofs y conocer personalmente a su gente. No podrá ser… por lo menos el 2017.

Quizás he dramatizado demasiado mi situación pero es la primera vez que cancelo una inscripción a una carrera. No ha sido tan fácil como pueda parecer y aun así tengo una ligera sensación de fracaso conmigo mismo. Pero creo que he hecho lo correcto. 

Es sábado a la mañana. Mi hijo Unai me dice que se le hace raro verme en casa a estas horas. Porque siempre estoy entrenando…

Un abrazo.


domingo, 31 de enero de 2016

COWSPIRACY. Y NOSOTROS CREIAMOS QUE...


Os recomiendo el siguiente documental, "COWSPIRACY. El secreto de la sostenibilidad".

 


 
Una de estas noches, cuando hayáis acostado a los niños, hayáis terminado con los quehaceres domésticos, no echen una peli decente y no tengáis un buen libro a mano… os animo a ver el largometraje.

No os habéis preguntado alguna vez, si nuestras acciones (realizadas, por supuesto, con la mejor intención…) en la defensa del medioambiente, tales como ir a trabajar en servicio público o bicicleta, reducir el tiempo en la ducha, reciclar correctamente, reducir el consumo eléctrico… tienen el impacto suficiente para mejorar la salud del planeta? Si nuestras acciones o reeducación de los hábitos personales ¿pueden realmente revertir el cambio climático?

Me responderéis que una acción individual, aislada no tiene repercusión pero que una actuación global sí que podría cambiar las cosas… es decir, que si todos dejamos los coches en casa durante un mes el planeta pasaría de estar en la UVI a ir a “planta”. Este documental habla de esto y mucho más…

Siempre que hablo sobre algún documental en el blog, como por ejemplo, Earthlings (http://julenurdaibai.blogspot.com.es/2014/06/earthlings-terricolas.html), o “Cuchillos contra tenedores” (http://julenurdaibai.blogspot.com.es/2014/01/tenedores-contra-cuchillos.html), mi intención no es ningún momento adoctrinar a la gente sobre el tema en cuestión. Os hago una pequeña presentación sobre el film, escribo algo de información que me parece interesante conocer, algunos datos… y que luego vosotr@s, decidís.





Cowspiracy: El secreto de sostenibilidad, es un documental que nos alerta del impacto destructivo que tienen sobre el planeta las empresas que se dedican a la agricultura animal. Esta es una información que se nos ha ocultado. 


Peor es aun que las principales organizaciones ambientales conocen la realidad y evitan decírnoslo. ¿Por qué? Sacad vuestras propias conclusiones…

El 51% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero son atribuibles a esta industria, la agropecuaria, comparado con el 13% para todos los modos de transporte combinados. Del mismo modo, el uso de agua fresca por esta industria es increíblemente grande.

 




El lobby de la industria dedicada a la agricultura animal es uno de los más poderosos en Washington y las corporaciones agrícolas son los principales contribuyentes a las organizaciones medioambientales más importantes del mundo.

El crecimiento demográfico y la dificultad de hacer cambios efectivos en nuestras vidas realmente agravan el cuadro completo.

La película pretende abrirnos los ojos, darnos otro enfoque. una nueva visión de los problemas ambientales. Varios activistas, un ex ejecutivo de NRDC y un ex ranchero de ganado mayor, entre otros, reconocen el problema y apuntan directamente a la solución: no comer carne o productos cárnicos y plantea como parte de la solución el camino del veganismo.

Podréis encontrar el documental en youtube tanto en inglés como en español latino o con subtítulos en castellano.

Espero que os haga reflexionar, como lo ha hecho conmigo.





 

miércoles, 15 de julio de 2015

DESHACIENDO LA MALETA


Al final no va a poder ser.

He decidido no correr la Ultra Trail Valls de Aneu (UTVA).

El lunes pasado, en un entrenamiento de regeneración de 9 km., nada más empezar sentí una fuerte tensión en la zona externa de mi gemelo izquierdo. No fue ni un latigazo, ni una pedrada, reflejo de una rotura de fibras… más bien un dolor progresivo que con los metros me impedía pisar adecuadamente y que me llevó a terminar el entrenamiento prácticamente cojeando.

Me preocupé de inmediato. Esta última semana, previa a la carrera de los Pirineos, uno no está para bromas. Es una semana en la que uno no puede permitirse ni un estornudo. En esta semana con poca carga de entrenamientos, más bien una semana de recuperación, de andar tranquilo y dejar al cuerpo que se recupere y descanse… mi cuerpo ha aprovechado para enviarme un mensaje. El mensaje de que parase, que descansase.

No creo que me lesionase el lunes. Creo que la tensión muscular venía desde más atrás... y el lunes se manifestó claramente. Ese entrenamiento no fue ni el único ni el principal culpable.

Desde entonces, ya sabéis, estirar, masaje, descansar, bici estática suave, encomendarse al Todopoderoso… y vuelta a empezar. Tres días a contrarreloj que no han sido suficientes. A pesar de que siento una clara mejoría... se ha quedado en eso, en una mejoría pero no en una recuperación.

El “fisio” me lo ha explicado claramente… “Si das cinco pasos y te molesta el gemelo el veredicto es claro: No estás para correr 16 horas o más por el monte. La carrera larga (92.3 km, 7344 m+) descartada y la corta, el maratón (45 km. 3300 m+) te la juegas… en algún momento de la carrera te aseguro que te va a dar problemas. Puedes terminar cojeando o mucho peor… puedes romperte y se acabó Sudáfrica en octubre, y la temporada. Tú verás…”

Toma ya.

¿Esta sentencia me ha cogido por sorpresa? Sí… y no. Sí, porque albergaba la esperanza de recuperarme y estar en la línea de salida… y no… porque en mi interior sabía que no estaba recuperado. A veces, necesitas que alguien te diga lo que ya sabes, percibes o sientes. Porque dentro de uno hay una lucha. Una lucha entre lo que te dice el cuerpo, lo que analiza la razón y lo que siente el corazón. Tres gigantes que luchan por ver quién gana la batalla de la decisión final. El cuerpo te dice que no está a tope, que necesita descanso. La mente analiza la información y concluye que está claro que no harás la carrera que esperabas, que sufrirás, que los datos dicen que es mejor descansar, piensa en los desniveles, en los kilómetros, en las horas… objetivamente, no conviene correr. 






Pero luego está el corazón. Cuando llevas unos meses preparando algo, con ilusión, con ganas de conocer uno de los tesoros del Pirineo, cuando la gente te habla muy bien de una carrera y quieres compartir kilómetros con otros corredores, con compañeros del equipo… siempre parece que hay una última oportunidad, una esperanza. Pero no ha sido así. Esta vez, ha ganado la razón.

No soy muy disciplinado con el tema de los fisioterapeutas, masajistas… Este es mi punto débil. Me considero una persona seria a la hora de entrenar, de llevar a cabo la planificación. Me cuido en todos los aspectos… menos en el aspecto que os comento. Me acuerdo del fisioterapeuta cuando me duele algo, muchas veces cuando ya es tarde. Y reconozco que es un error. Debería ser más disciplinado en este aspecto, sobre todo para la tralla que me meto.

En fin, que no podré correr la UTVA. Pero acudiré a la carrera. No como corredor pero sí como miembro del equipo Haglofs. Tampoco descarto, si me permiten, ayudar en lo que pueda. En un avituallamiento o en lo que sea. Quiero participar en el evento y no pasa nada si hay que hacerlo desde el otro lado de la barrera. Ayudando a los corredores, animando.

La pasión por la montaña se puede vivir de muchas maneras. Corriendo, como lo hago habitualmente, u ofreciendo un vaso de agua, una palabra de ánimo o compartiendo unos metros con alguien que lo necesite. Sí, esto también forma parte de los valores de la montaña.