domingo, 3 de noviembre de 2013

LIBRERÍA: TARAHUMARAS, KARNO, EVEREST Y SIBERIA

Últimamente ando algo atrasado con el blog. Entre que se acumulan temas que tratar y no me decido por cuál publicar, entre que llevo dos fines de semana fuera de casa (uno visitando a mis buenos amigos Javi Subías, Rosana y su hija Nayra en Barbastro y este último con la familia en Villamartín, provincia de Burgos)… la cuestión es que ahora mismo, 19:36 del domingo he encontrado un pequeño resquicio en mi agenda doméstica para poder sentarme delante del ordenador y escribir.

Hasta hace muy poco he tenido cuatro libros en la mesilla de noche del dormitorio. También ando algo retrasado con el tema de la lectura. Uno de ellos es Nacidos para correr, de Christopher McDougall. Libro archiconocido dentro del mundo del trail y que ha creado escuela o una nueva visión en lo referente a todo el universo del calzado. Algunos de vosotros pensareis que cómo es que no lo he leído todavía. La verdad es que tengo otros libros por delante de éste en la lista.

El segundo es ¡Corre! Historias vividas, de Dean Karnazes. Este es el segundo libro que leo del gran Karno pero la verdad es que no me ha enganchado. No ha llegado a ilusionarme como el primero, del cual ya hablé en su día en el blog. No lo he terminado, lo he colocado de nuevo justo abajo del montón, es decir, pegado a la mesilla. Sus páginas tardarán un tiempo en volver a respirar… pero no lo he abandonado del todo. Algún día lo retomaré.

El tercero, y muy curioso por cierto, es el pequeño librito que tengo titulado Everest, La verdadera historia, de Eric Shilton



Me lo ha dado mi suegro. Aunque no he empezado oficialmente con él, sí que debo reconocer que he leído algunas páginas. No me he podido resistir. Lo curioso de este libro es que se imprimió en 1956 y trata, si no me confundo, del intento Mallory e Irvine de coronar la cima del Everest, halla por junio de 1924. Ya sabéis que hay mucha controversia acerca de este tema. En 1953 Hillary e Tensing lo lograron. 

Pero ¿qué ocurrió realmente casi 30 años atrás? Aunque sinceramente, no espero que el libro arroje demasiada luz al tema, creo que serán 185 páginas emocionantes. Os dejo la portada del libro y lo que he encontrado dentro como señalizador de página.




Y el tercero y último. Lo he terminado hace muy poco. El libro se titula La vida simple, de Sylvain Tesson. Me habían comentado que era un libro interesante, que me iba a gustar y así ha sido. De todos modos, antes de leerlo indagué un poco en la red para averiguar los sentimientos que había despertado el libro en los lectores y me quedé sorprendido de algunas reacciones. Comprobé que el libro había despertado tanta admiración como desprecio. Muchos elogios y muchas críticas, para unos era un inspirador y para otros, simplemente, un tonto que había disfrutado de unas vacaciones pagadas. 





Todo esto me animó a leerlo y para poder sacar mis propias conclusiones.

La Vida Simple, es un hermoso libro escrito por el aventurero francés Sylvain Tesson. Este hombre se enfrentó al reto de vivir durante seis meses "una existencia reducida a gestos simples", en Siberia y experimentar así la metamorfosis del autodescubrimiento. La premisa era sencilla: un hombre, una cabaña de madera en la taiga rusa más remota, algunos víveres (mucho vodka) y suministros, papel y pluma y la soledad más absoluta por delante. Y libros, muchos libros…

La vida simple es un diario, un diario lleno de vida, un diario de un viaje introspectivo, un viaje hacía el conocimiento de un mismo, una crítica a nuestra forma de vida actual, una aventura dentro de la naturaleza más dura e implacable del planeta. Crítica directa e indirecta al materialismo que domina nuestras vidas y ansias de recuperar algo de soledad, ausente en nuestro día a día.

Como todo diario, encontraremos reflexiones interesantes (que yo he subrayado en el libro) y pero a veces también capítulos o pasajes aburridos o monotonos pero bueno, no todo en la vida es emoción o brillantez.

Bueno, que cada uno lo juzgue.

Algunos fragmentos…

“Desde el momento en que supe que no podría hacer gran cosa para salvar al mundo, empecé a pensar en instalarme por un tiempo, solo, en una cabaña. Compré una isba de troncos, lejos de todo, en la orilla del lago Baikal. Allí, durante seis meses, a cinco días de marcha del pueblo más cercano, perdido en una naturaleza desmesurada, traté de ser feliz. Creo haberlo logrado. Dos perros, una estufa a leña, una ventana a un lago, bastan para vivir. ¿Y si la libertad consistiera en adueñarse del tiempo? ¿Y si la felicidad fuera disponer de soledad, de espacio y de silencio cosas de las que carecerán las generaciones futuras?”


“La marca Heinz comercializa unas quince salsas de tomate distintas. El supermercado de Irkutsk las tiene todas y no sé cuál elegir. Ya llené seis carritos con pasta y tabasco. Me espera el camión azul. Micha, el chofer, no ha apagado el motor, y afuera hace treinta y dos grados bajo cero. Mañana nos vamos a Irkutsk. En tres días llegaremos a la cabaña, en la costa oeste del lago. Debo terminar las compras hoy. Elijo la Tapas Super Hot de la línea Heinz. Me llevo dieciocho frascos. Tres por mes. Quince clases de ketchup. Es por cosas así que tengo ganas de apartarme de este mundo.”








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