lunes, 30 de julio de 2012

SOÑANDO...

Es inevitable soñar.

Los Juegos Olímpicos, el mayor espectáculo deportivo del mundo, es lo que tiene. En este comienzo de los juegos, uno está sentado en su sofá, viendo gimnasia, natación, etc. y le da por soñar. Soñar con los ojos abiertos, que son los sueños más reales, más posibles de hacerse realidad.

Soñar no conmigo mismo. Esos días ya pasaron. Los días en los que me imaginaba con una medalla de oro al cuello ya se fueron hace tiempo. Tengo tantas posibilidades de estar participando en una olimpiada como de pisar la luna. Mis sueños ahora van por otro lado. 


Soñando…
Mis sueños no me tienen como protagonista a mí, sino a mi hijo (y muy pronto a mis hijos). Cuando veo a los deportistas olímpicos luchar por alcanzar sus sueños no puedo evitar imaginar a mi hijo en una situación similar. Qué orgullo, qué ilusión poder ser testigo de momentos así. Me imagino a mi mujer y a mí, en la grada, nerviosos, emocionados viendo competir a nuestro hijo al más alto nivel, realmente sin importarnos demasiado que gane o pierda. Los abrazos y los besos serán los mismos en ambos casos.





Soñando…
Y qué decir si subiera al pódium. El recibir la medalla que sea, con el ramo de flores, saludar con la mano al público, etc. ¡Nuestro niño lo ha conseguido (entre lagrimas)! Porque para nosotros siempre será nuestro niño. ¡Me estoy emocionando, solo de escribir!


Vuelvo a la realidad…
Pero de repente mi emoción disminuye y pienso en el camino que debe recorrer todo deportista para llegar a ese punto culminante. Sacrificio, renuncias, dudas, tropiezos, suerte,… Me imagino a mi hijo partiendo de casa muy jovencito para vivir en un centro de alto rendimiento en la ciudad que sea. Poder verle únicamente un fin semana al mes, ver su cama vacía noche tras noche, verle crecer sin ser testigo de sus dudas, miedos y alegrías. Perderse cosas importantes de un periodo tan importante de la vida como es la niñez o la juventud. Porque hay cosas que solo se pueden realizar en momentos concretos de la vida.  Bueno… ahora en cambio ¡me estoy poniendo triste!





Realidad y sueño…
Pero qué egoísta soy. Sólo pienso en mí y en mis sentimientos. He pasado por alto lo más importante: ¿qué querrá mi hijo? y… ¿si resulta que no le gusta el deporte y me dice que quiere tocar el piano?... Pues yo tan contento. Cambiaríamos el estadio olímpico por un auditorio, pero los sentimientos serían los mismos. Lo único que quieren los padres es que los hijos sean felices, ya sea tocando el piano, pintando un cuadro o siendo deportistas. Por lo tanto, todo debe girar entorno a una cuestión, la pregunta más importante es la siguiente: hijo mio,… después de valorar la situación, ¿qué es lo que tú quieres? ¿Quieres intentar ser deportista de alto nivel…? ¡Pues intentémoslo! ¿Quieres ingresar en una academia de música o de arte o de lo que sea? ¡Pues intentémoslo!



jueves, 26 de julio de 2012

HACIA RUTAS SALVAJES (Into the wild)

Ayer volví a ver la película “Hacia rutas salvajes”. A los que no la habéis visto os la recomiendo. 




¿Por qué un buen estudiante y deportista, querido por su familia y amigos, lo abandona todo y acaba muriendo de inanición en un solitario rincón de Alaska?

En el verano de 1990 Chris McCandles donó todo el dinero de su cuenta corriente a una organización humanitaria y abandonó el espartano apartamento en el que había vivido hasta su graduación en la universidad. Sólo se llevó consigo un exiguo equipo de acampada, un puñado de dólares, que luego quemó junto con toda su documentación y su viejo coche de segunda mano (que luego abandonó). Pertenecía a una familia acomodada de Washington D.C., su padre había trabajado para la NASA y llevaba desaparecido desde hacía dos años, justo después de graduarse en la universidad Emory de Atlanta. 



No se despidió de su familia. Adoptó el nombre de Alexander Supertramp y con él emprendió un largo periplo por el sur y el oeste de Estados Unidos y, finalmente, por Alaska. Desde que no era más que un niño McCandless se había sentido atraído por los grandes espacios naturales. Desbordaba energía y era un romántico admirador de la obra de Henry David Thoreau y Jack London, cuyos libros no dejaba de releer y subrayar. Para él Alaska era un gran imán que lo atraía sin que pudiera hacer nada por resistirse. Cómo es la vida, después de conocer el desenlace de la aventura de Alexander Supertramp, su idolatrado Jack London se había burlado de él diciendo: “No tenía ninguna razón para embarcarse en una aventura semejante, ninguna en absoluto, salvo que padecía de un desarrollo anormal de sentimentalismo. Y lo confundió con el verdadero espíritu de romanticismo y aventura”.

Su trágico final, combinado con su extraña desaparición y el origen acomodado del chico provocaron que la historia encontrara amplio eco en los medios de comunicación de Estados Unidos. 


La aventura y el fatal desenlace, ocasionaron una cascada de críticas y alabanzas. Se dijeron de él cosas como que era un niñato temerario e irresponsable, por pretender adentrarse en las tierras de Alaska sin llevar consigo cosas tan esenciales como una brújula, un mapa, un hacha o un arma de gran calibre. El equipamiento de Chris consistía apenas en un saco de arroz, un rifle del calibre 22 y una guía de plantas. También que fue arrogante, estúpido, insensible y terriblemente egoísta por haber causado tanto dolor innecesario a su familia, con la que no se puso en contacto en ningún momento después de su desaparición.  




Pero también fue y es admirado por muchos. Admirado por personas que ven más allá del desenlace que tuvo, que escarban en la historia y ven a un chico que quiso alejarse de una vida acomodada y artificial, de una vida de consumo y reglas y tuvo la valentía de deshacerse de todo y dar marcha atrás. Cierto es que su falta de conocimientos le jugaron un mala pasada en un entorno implacable pero si la historia hubiese tenido otro final, es posible que ahora mismo Chris McCandles fuese un héroe, un modelo a seguir y se escribirían libros y canciones acerca de él. Así somos.

Es imposible no sentir, por momentos, un pinchazo de envidia por el estilo de vida que llegó a tener. Esa comunión con la naturaleza, la vuelta a los orígenes, a lo básico y dejar las cosas superficiales a un lado. Dejar de dar importancia a las cosas porque como bien merece la pena recordar… “las cosas más importantes en la vida no son cosas”. Es innegable que hay que ser valiente o terriblemente irresponsable para hacer lo que hizo, no lo sé, desde luego a mí, el chico no me parecía ningún estúpido. 






A finales del verano de 1992, un grupo de cazadores se adentró en una zona de Alaska conocida como Distrito del Lobo, al este del Parque Nacional de Denali. Estos llegaron al destartalado autobús y se encontraron con una sorpresa desagradable. Por los alrededores había señales de que alguien había estado viviendo allí durante meses. Y dentro, en una de las literas, envuelto en un saco de dormir, descansaba un cadáver.

La autopsia dictaminó que Chris McCandless había fallecido de hambre.




                                               TRAILER DE LA PELICULA


sábado, 21 de julio de 2012

EVEREST (2/2): EL CIRCO DEL EVEREST

Aviso que esta entrada contiene imágenes y textos que pueden herir la sensibilidad. Si no quiere exponerse, no siga leyendo.

El circo del Everest

Si el riesgo que supone intentar mover a un enfermo en la zona muerta hace que sea una tarea inviable, mover un cadáver es algo que casi nadie se plantea. Cuando alguien fallece, su cuerpo queda en el mismo punto donde cayó y cuando se enfría, se congela petrificándose con el gesto y postura exacta que tenía cuando expiró. Si estaba sentado, se queda allí mismo sentado. Este fue el caso de Peter Boardman, que desapareció en 1982 intentando la complicada ruta nor-noroeste. Fué encontrado 10 años después sentado, como si estuviera durmiendo. 





Se calcula que atacando la cima del Everest han muerto más 200 escaladores, 150 nunca se han encontrado y los accesos a la cima están plagados de cadáveres visibles – más de 40 – que han quedado al aire en el punto exacto donde cayeron, por lo que los escaladores que suben, van sorteando cuerpos que han empezado a bautizar con nombres porque los usan como puntos de referencia en su ascensión;




El más famoso y uno de los primeros que se ven es “el saludador”. Le apodaron así porque el cadáver quedó petrificado con un gesto de saludar con los brazos. No hay confirmación pero por la postura, es posible que sea este;

 



El segundo cuerpo más famoso es el de “botas verdes”, llamado así por el vistoso color fosforito del calzado que llevaba. “Botas verdes” era Tsewang Paljor, un aguacil indio que pereció por el frio durante el desastre de 1996, el 11 de Mayo de ese año, el más mortífero en la historia de la montaña. Paljor ascendía junto a otros compañeros del cuerpo de policía cuando fueron sorprendidos por una fuerte ventisca. Seis miembros del equipo decidieron abortar el intento y regresar mientras que Paljor seguía adelante con dos compañeros. 

Su cuerpo fue encontrado después postrado en la llamada “cueva de roca”, que más que cueva es un socavón en la piedra a 450 metros por debajo de la cumbre y 250 metros por encima del campamento 4. Sus restos se hicieron famosos por que todo el mundo que accede por la ruta sur, tenía que pasar al lado de él a menos de un metro, casi apartándose para sortearlo, siguiendo las cuerdas que se ven en la foto;





En el llamado “desastre de 1996″, un brusco cambio en las condiciones meteorológicas se cobró en total 15 vidas en un solo día. Este incidente causó revuelo por la sobre-explotación comercial que sufre el Everest. En un mismo día, 33 montañeros atacaban la cima por la ruta sur casi a la vez, provocándose un atasco en la única pared que hay que escalar, el “Hillary Step” o “escalón de Hillary” en inglés, una especie de efecto “overbooking” en pleno Everest por exceso de tráfico y problemas con las cuerdas guía.

Para atacar la cima por la ruta sur se sale a medía noche del campamento 4 y se tardan entre 10 y 12 horas en ascender los 1000 metros restantes, considerándose las dos de la tarde como última hora segura para hacer cumbre. Si se llega más tarde, se corre el riesgo de perecer al frio de la noche o caer por la ladera al descender. Hay que tener en cuenta que la mayoría de los accidentes se producen en el descenso. 

Durante el desastre del 96, el atasco en el escalón, provocó que se realizasen cimas tan tarde como las tres y la cuatro. A las tres se levantó una fuerte ventisca limitando la visibilidad, lo que impidió que muchos de los escaladores que descendían encontrasen el camino de regreso al campamento 4 y murieran de frio. Los subsecuentes intentos de rescate durante la noche y al día siguiente solo lograron traer de vuelta a 4 personas. Aunque parezca un parque de atracciones, esto es una expedición haciendo cola para acceder a la cima del Everest por la ruta sur en el año 2009;


Al lado de botas verdes quedó David Sharp, el caso que más escándalo e indignación ha causado entre la comunidad alpinista, tal vez por ser el que mejor escenifica el circo que hay montado entorno al Everest. David Sharp era un profesor de matemáticas que durante el 15 de Mayo del 2006 realizaba su tercer ataque a la cumbre. Había pagado solo 6.200$ por viajar con Asian Trekking hasta el campamento base y desde allí había lanzado varias acometidas en solitario, sin oxigeno, sin sherpa, sin guía, sin radio, sin medicamentos o ningún otro soporte vital. Es decir, que subía con lo puesto casi en plan dominguero, a lo mejor con la intención de batir algún record.

No se sabe a ciencia cierta si logró hacer una cima tardía pasadas las cuatro o no, el caso es que en un momento de su descenso, a última hora de la tarde, se vino abajo y se sentó al lado de botas verdes para intentar recobrar fuelle. Los malos augurios de estar sentado al lado de un cadáver debieron de ser tremendos ya que como se desvelaría después, en todo momento era plenamente consciente de que estaba agonizando lentamente y que iba a acabar como él mientras otros escaladores pasaban por delante sin siquiera detenerse para prestarle asistencia.

Por delante de David Sharp llegaron a pasar de largo unos 40 escaladores sin pararse. A la una de la mañana, se encontró con la expedición Brice liderada por Mark Inglis, un especialista en alta montaña que había perdido las dos piernas por congelación en 1982 y que ahora subía el Everest con prótesis metálicas. A la izquierda David Sharp y a la derecha Mark Inglis;



Sharp todavía respiraba e Inglis pidió instrucciones por radio a su director en el campamento base, Russell Brice, que le ordenó continuar hacia la cumbre y en todo caso, prestarle ayuda al descender después. Este hecho ejemplifica uno de los aspectos más criticados del Everest; la política que siguen los escaladores es una especie de "sálvese quien pueda..." en la que solo priman los intereses comerciales o de equipo. Si un cliente contrata a un guía y unos sherpas para subir, está pagando por hacer cima y no por rescatar a terceras personas. Además los guías no siempre tienen plena potestad para tomar decisiones. En ocasiones como este caso, puede haber un director de equipo en el campamento base que está ordenando no detenerse a atender accidentados y seguir hacía la cumbre. 

Nueve horas después, el guía Jamie McGuinness y el Sherpa Dawa, tras hacer cumbre, intentaban levantar a un Sharp severamente dañado por las congelaciones dándole oxígeno pero como no lo consiguieron, se vieron obligados a abandonarlo. Los miembros de la expedición Brice llevaban cámaras personales en sus cascos, recogiendo en vídeo una breve conversación con Sharp antes de morir; “My name is David Sharp and I am with Asian Trekking”, “me llamo David Sharp y viajo con Asian Trekking”.

 Dos días agonizando

Contrariamente a lo que se pudiera pensar, las muertes que se producen en el Everest no son necesariamente rápidas, todo depende de las circunstancias particulares que envuelvan cada caso. La mayoría de las tentativas se realizan precisamente cuando el tiempo es favorable y los escaladores suben protegidos contra el frio, por lo que salvo en los casos en los que las condiciones meteorológicas cambian bruscamente, los escaladores se enfrentan a una larga agonía por falta de oxigeno y lenta congelación que puede durar varios días.

En los casos en los que la temperatura desciende bruscamente, la muerte por hipotermia puede sobrevenir en cuestión de pocas horas. 

Francys Arsentiev aspiraba a convertirse en la primera mujer en hacer cima sin oxigeno y el 22 de Mayo de 1998 lograba su objetivo a horas tardías junto a su marido Sergei Arsentiev en un tercer intento. Antes de partir, había pedido permiso a su hijo de 8 años para cometer la temeridad. Durante el descenso la pareja se separó sin darse cuenta en la oscuridad de la noche. Sergei llegó al campamento solo para enterarse de que su mujer todavía no había regresado así que cogió varias botellas de oxígeno y volvió a buscarla. Una decisión que le condenaba de inmediato, probablemente fruto de la euforia que provoca la hipoxia. 
En la mañana del 23 una expedición uzbeka encontraba a Francys a unos pocos metros de la cima, semi-incosciente con síntomas de congelación. Tras suministrarle todo el oxigeno que pudieron, intentaron arrastrarla pero resultó imposible viéndose obligados a abandonarla. Cuando estaban cerca del campamento, se cruzaron con Sergei que subía al rescate, siendo esta la última vez que fue visto con vida.

Un día después, durante la mañana del 24, dos experimentados escaladores sudafricanos, Ian Woodall y Cathy O’Dowd, se topaban con Francys tirada en el mismo lugar donde la había dejado el equipo uzbeko. El piolet y la cuerda de Sergei estaban cerca pero no había ni rastro de él. Los sudafricanos cancelaron su ascensión de inmediato. A la izquierda Arsentiev y a la derecha Cathy O’Dowd;


Cathy O’Dowd relató que Francys no dejaba de repetir entre sollozos que no la abandonasen. Tras darle asistencia durante más de una hora sin obtener resultados, Cathy y Ian se vieron obligados a abandonarla allí mismo, escuchando sus suplicas mientras se alejaban. Las palabras de despedida debieron ser tremendas. Francys murió sola congelándose lentamente ya que la hipoxia no la estaba matando gracias al oxígeno que le habían dado los uzbekos y los sudafricanos, hecho que solo sirvió para prolongar su largo calvario. A Sergei lo encontró un año después la expedición “Mallory and Irvine”, un proyecto que intentaba localizar los cuerpos de los famosos escaladores. Sergei se había precipitado por la ladera a pocos metros de alcanzar a su mujer.

Cathy O’Dowd ya había tenido una experiencia similar. Cuando descendía de su primera cumbre, se encontró con Bruce Herrod, un escalador que a pesar de tener fama de ser muy duro en las subidas, ascendía muy lentamente. Al hablar con él, el equipo de Cathy se dió cuenta de que no estaba bien y era demasiado tarde para seguir subiendo pero no lograron convencer a Herrod, afectado por la euforia que provoca la hipoxia, de que abortase su tentativa.

Herrod hizo cima pasadas las 5 de la tarde, se autorretrató en la cumbre, llamó por radio al campamento base donde todos los allí presentes, incluida su mujer le instaron a bajar inmediatamente, conscientes de que ya era un cadáver. Dos horas después de la foto desapareció. Posteriormente se recuperó la cámara de su cuerpo y su mujer reveló la imagen que le costó la vida;


Este es otro caso común en el Everest, si alguien se siente inconmensurable subiendo y no hay manera de convencerle de que cancele su intento, es imposible obligarle a regresar. No se puede llegar a las manos a 8.000 metros.

Más sorprendente resulta el caso de Lincoln Hall, al que la prensa británica bautizó como el muerto viviente del Everest. El 25 Mayo del 2006 descendía de la cumbre cuando aquejado de mal de altura, empezó a acusar serias alucinaciones. Los sherpas intentaron atenderle hasta que se quedaron sin suministros en medio de una tormenta de nieve y el director del equipo, Alexander Abramov, les ordenaba regresar abandonando a Hall. Cuando llegaron al campamento se comunicaba a la prensa el fallecimiento de su compañero.

Sin embargo, a las 7 de la mañana del día siguiente, un equipo estadounidense liderado por Dan Mazur encontraba a Hall a 8.700 metros, sentado con las piernas cruzadas, sin guantes, con el mono bajado hasta la cintura y el torso desnudo. Estaba cambiándose de camiseta. No tenía ni gorro, ni gafas, ni mascara de oxigeno o botellas, ni saco de dormir, ni mantas, ni cantimplora de agua. Cuando llegaron hasta el tan solo espetó “les sorprenderá verme por aquí”. Mazur tomó esta foto de Hall poco después de encontrarlo cerca de la cima. Alucinando, sonreía a pesar de estar al borde de perder todos los dedos de pies y manos;




Mazur canceló su acometida e inmediatamente iniciaron las labores de rescate. Abramov envió a 12 sherpas que se unieron a los 4 componentes del equipo americano, consiguiendo que Lincoln bajase andando hasta el campamento, donde fue tratado de edema cerebral y se recuperó.


Los cuerpos no quedan cubiertos por la nievePor alguna razón que seguramente aduce a explicación científica, los cuerpos que quedan en los collados del Everest no terminan cubiertos por la nieve, permaneciendo visibles durante décadas. Tal vez sea que las fuertes ventiscas limpian la nieve que cae sobre ellos antes de que llegue a cuajar o puede que los colores oscuros de la ropa atraigan mejor la luz, ofreciendo suficiente calor como para que no cuaje.

El viento hace que en una de las caras del Everest no haya nieve dejando la superficie de roca negra al descubierto. Aunque parezca increíble, esto es un cadáver que está en medio del campamento 3, los alpinistas instalan las tiendas y acampan como si fuera parte del paisaje;



En el año 2007 Ian Woodall realizó la expedición “Tao del Everest”, que pretendían empujar por la ladera el cadáver de Francys Arsentiev y el de Green Boots para devolver el buen kharma a la montaña. Solo lograron alcanzar el de Arsentiev y seguramente el proyecto de Woodall tendrá lógica desde su perspectiva pero no deja de ser toda una temeridad poner la vida en riesgo para empujar un cadáver, amen de toda una hipocresía ya que pretende ocultar una realidad inherente a esa montaña, fruto en gran medida de su sobre-explotación comercial.


 

jueves, 19 de julio de 2012

EVEREST (1/2). La zona muerta, mal de altura, congelación y grietas

Hace algún tiempo que llegó a mis manos un artículo acerca de la montaña más alta del planeta, el Everest. Me gustó mucho y he decido compartirlo con vosotros. Es probable que lo conozcáis pero aun así me parece interesante publicarlo. Trata, entre otras cosas, del circo en el que se ha convertido la ascensión al Everest, de los alpinistas fallecidos, de los riesgos que conlleva el escalar este tipo de montañas, etc. 

Como el reportaje es bastante largo, he decidido presentarlo en dos entradas. Aquí va la primera…

 

... El Everest, es la cumbre más alta del mundo, con 8.848 metros sobre el nivel del mar, localizado al noroeste de la frontera entre Nepal y el Tibet ocupado por China. Para atacar la cima del Everest hay numerosas vías abiertas, las más comunes son la vía sur desde Nepal, que es la más fácil y la vía norte desde el Tibet. Todas ellas tienen una cosa en común; a partir de los 8.000 metros hay que atravesar la llamada “zona muerta”.

La zona muerta es una región donde la cantidad de oxigeno en el aire no es suficiente para sostener ninguna forma de vida. En el campamento base a 5.000 metros, el oxigeno disponible es ya la mitad del que hay a nivel del mar y en la cima se reduce a un tercio.

El riesgo de sufrir “mal de altura” a causa de la falta de oxígeno, aparece a partir de los 2.400 metros. Los síntomas iniciales son similares a los de una resaca fuerte o una gripe. Al verse mermada la capacidad de reponer oxígeno en las células, el cuerpo va cortando las funcionales no esenciales y se produce desorientación, disminución de las percepciones sensoriales, dolores de cabeza, de estomago, mareos y fatiga pero sus consecuencias se complican con edema o acumulación de fluidos en los tejidos del pulmón y del cerebro, causando la muerte. 

La hipoxia ó falta de oxigeno inicial puede provocar alucinaciones o incluso euforia, que no permiten al afectado ser consciente de su situación física real. Según los médicos, en la zona muerta del Everest, una vez iniciados los síntomas, un individuo tiene entre 1 y 2 minutos de plenas facultades para paliar su situación. Los expertos en alta montaña dicen que los individuos que se vienen abajo lo hacen en unos 20-25 minutos. En la foto, Marco Epis atendido por el equipo de Sergey Kofanov tras sufrir mal de altura;





Para evitarlo, los escaladores realizan periodos de aclimatación permaneciendo a determinadas alturas durante días o semanas, antes de acceder a zonas más altas de la montaña. De esta forma aumentan el número de glóbulos rojos para transportar el oxigeno que hay en sangre. A partir de los 8.000 metros la aclimatación es imposible. El oxigeno no se puede reemplazar tan rápido como se consume y sin oxígeno supletorio, el cuerpo se va degradando lentamente hasta un punto de no retorno.

Al mal de altura hay que sumar el clima extremo del Everest que supone riesgo por congelación e hipotermia permanente. Afectado por el monzón y con fuertes vientos que cuando las condiciones empeoran, pueden alcanzar los 285km/h. En Enero se registran las temperaturas más frías. En la cima tienen una media de -36º aunque pueden llegar a caer repentinamente hasta los -60º. Las temperaturas más cálidas rondan los -19º en Julio.

Por último, otro riesgo importante son las grietas ocultas por la nieve que se forman al partirse los estratos de hielo en el suelo. La zona donde más abundan y donde más muertes se han producido en el Everest, es justo al salir del campamento base, al atravesar la catarata de nieve que hay en la lengua del glaciar pero las zonas altas no están libres de ella. La sherpa Pasang Lhamu desaparecía al caer por una de ellas cuando descendía junto a su marido.


La explotación turística del Everest

La odisea de conquistar la cima del Everest atrae a numerosos individuos de toda índole, desde escaladores profesionales hasta novatos sin experiencia en altura, que en un momento dado se plantean subir al Everest como reto personal.

El desafio se ha convertido en un clásico entre empresarios y altos directivos con poder adquisitivo, que en algún momento de sus vidas se plantean; “si puedo dirigir una empresa o un departamento con cientos de subordinados, que menos para un tipo de mi categoría que coronar el techo del mundo y así poder sacarme unas fotos haciendo cima para decorar el despacho e impresionar a clientes y empleados”. 


Otro clásico más orientado a escaladores profesionales, es intentar batir algún record sin sentido; ser el primer hombre o mujer que ha subido por las dos caras sin oxigeno, ser el que más rápido ha subido y bajado, el que más veces ha hecho cima, el más joven en subir, el más anciano, el primer ciego, tuerto o pongase aquí cualquier otra discapacidad, el primer individuo de tal nacionalidad en subir de determinada forma, el primero en bajar haciendo snowboard…

Para acceder a la cumbre del Everest se parte desde el campamento base y se atraviesan varios campamentos de paso numerados de menor a mayor según su cercanía a la cumbre; campamento 1, campamento 2, 3, 4… la cantidad depende de la ruta escogida. En ellos se instalan tiendas de campaña que se van aprovisionando con suministros de apoyo tanto para la subida como para la bajada, labor que puede llevar 3 meses.

En que condiciones se realiza la ascensión y establecimiento de estos campamentos es una cuestión de dinero, del viaje contratado o de los planteamientos que siga el equipo. En la imagen, la ruta sur, la zona muerta empieza justo al salir del campamento 4;




El gobierno de Nepal cobra 25.000$ por cabeza por emitir un permiso para realizar la subida y después cada escalador o equipo de escaladores se organizan como crean conveniente. Se puede contratar a diversas empresas de trekking que operan en esta montaña, cada una ofreciendo diferentes servicios, se pueden contratar muchos porteadores o pocos, se puede dejar más o menos equipo y suministros de emergencia en los distintos campamentos, se puede contratar un grupo de rescate que permanezca en la base dispuesto a salir en caso de contingencia… o se puede ir en plan dominguero gastándose lo mínimo en material y en la agencia de trekking. 

En la cumbre del Everest no se pierde nadie. Por las rutas más comunes se accede a ella caminando por un risco en el que hay colocada una cuerda guía y una de dos; o sigues la cuerda o te despeñas ladera abajo a un abismo del que sería prácticamente imposible salir. Técnicamente no tiene ninguna dificultad aunque hay que escalar varias parades pequeñas, una por la ruta sur y dos por la ruta norte llamadas escalones o “steps” en inglés. En la foto, el tramo final del risco por la ruta sur;




No obstante, desde el mismo momento en el que se accede a la zona muerta – y antes también – el escalador está poniendo su vida en serio peligro, de forma que se si se viene abajo por el mal de altura, congelaciones, roturas… y no puede moverse por si mismo, es harto difícil efectuar ningún rescate. 

Si un individuo se va al suelo y no es capaz de volver a levantarse como para salir por su propio pie, es imposible que un grupo de escaladores lo arrastren hasta sacarlo fuera de la zona muerta. Si lo intentasen se jugarían sus propias vidas. Hay que tener en cuenta que a esas alturas, por cada paso que se da, un montañero entrenado puede necesitar realizar tres respiraciones, el corazón se acelera incluso en reposo para suministrar oxigeno con más frecuencia debido a su escasez y el cuerpo ya va casi al límite cargando con el soporte vital necesario; ropa, botellas de oxigeno o medicamentos.

Tampoco hay helicópteros de rescate porque los helicópteros comunes no pueden ascender a tanta altitud. El único helicóptero que ha logrado llegar a la cumbre del Everest fue un Eurocopter AS350 preparado en el año 2005. Logró mantenerse estable unos minutos en la cima pero no llegó a posarse del todo porque se hundiría en la nieve y nunca apagó el motor. En un hipotético rescate con helicóptero, el éxito dependería de que los fuertes vientos diesen tregua como para mantener el aparato estable y lograr enganchar al escalador con una cuerda. 

Desde un punto de vista económico, el precio del helicoptero en sí es tremendo ya que no se producen comercialmente, al no ser necesario que estos aparatos suban a tanta altitud ni por motivos civiles ni militares. Mantener una base de helicópteros en el campo base sería igualmente poco realista porque a parte de los aparatos y su mantenimiento, habría que tener un equipo de pilotos y mecánicos aclimatados permanente a la altitud. En la foto, un helicoptero de fabricación rusa que se accidentó en el 2003 cuando trataba de aterrizar en el campamento base. Dos de sus 9 ocupantes murieron;





Si un escalador no puede levantarse afectado por mal de altura, lo único que se puede hacer es darle una asistencia médica muy limitada, suministrando oxigeno, esteroides para paliar el edema o incluso adrenalina para reanimarlo pero la única solución eficaz es descender, por lo menos hasta el campamento 2. 

Además, el tiempo que se puede permanecer en la zona muerta es limitado por la falta de oxígeno así que si el afectado no logra levantarse, hay un momento en el que sus compañeros o rescatadores se verán obligados a abandonarlo allí mismo a su suerte porque tienen que descender.

lunes, 16 de julio de 2012

HEROES TRANSPARENTES

Este fin de semana pasado, he tomado parte en una carrera, aquí, en Euskadi. La Goierriko 2 Handiak consta de 88 kilómetros con un desnivel positivo de 6.000 m. y me ha servido para poner fin a un primer periodo de la temporada, después de todo un invierno entrenando. Esta carrera es la hermana pequeña de Ehunmilak (168 km. y 11.000 m. de desnivel positivo). En esta tercera edición creo que ya se han convertido ambas en un referente en el mundo del ultratrail, por lo menos a nivel estatal, gracias a, entre cosas, una organización sobresaliente y una atención y sensibilidad hacia el corredor digna de mención.

Tocaba, pues, ponerse el primer dorsal del año. Ya he comentado alguna vez que no soy de los que les gusta ponerse un dorsal a menudo pero reconozco que en ciertas ocasiones viene bien para romper con la rutina de los entrenamientos y ver que sensaciones tenemos.  


Pero centrándonos en la carrera y en los corredores en concreto, es evidente que no todos parten con los mismos objetivos. Algunos lucharan por la victoria, otros lucharán por batir sus marcas personales, otros simplemente querrán terminarla… y hay otros que la correrán por otros motivos. Algunos tardarán 25 horas en completar la distancia y otros 45. Los primeros entran a meta en medio del estruendo y los aplausos de los que allí se congregan. Todos esperamos a ver quién es el primero, o quien será la primera mujer… pero a medida que las horas pasan, lógicamente, el público se va cansando y la gente se retira a sus quehaceres. Pero, irónicamente, aún quedan por llegar los corredores que mas aplausos necesitan.  



 
El tema de este post surge de lo que os contaré a continuación. Por diversos motivos, mi mujer y yo tuvimos que volver el domingo a Beasain, lugar donde se celebra la prueba. Fuimos a la zona de meta y aún llegaban corredores de la prueba larga. En un primer momento me embargó una sensación de tristeza que luego dio paso al orgullo. Tristeza por ver como el esfuerzo y sacrificio de algunos corredores pasaba inadvertido en medio de la vida cotidiana de la gente. De cómo una persona que realiza el esfuerzo de su vida y que llega con la cara desencajada después de casi dos días, debe pasar para llegar a meta, al lado de unas personas que están sentadas en un terraza tomándose un café y por el medio de unos niños que están jugando al futbol. 


Pero no quiero que nadie me malinterprete. No estoy criticando a esas personas de la terraza ni a esos niños que juegan. No me entendáis mal. Simplemente quiero señalar que en ocasiones las cosas más bellas pasan a nuestro lado y no nos damos cuenta, que miramos a los héroes y no los reconocemos.

Me gustaría terminar el post con  un detalle que me llegó muy adentro. Entre tanto corredor que vimos llegar hubo una mujer. Un amigo mio me comentó como esta mujer había vivido un drama personal muy duro y que allí estaba, a punto de entrar en meta, después de no sé cuantas horas. Este amigo mio me dijo el nombre de la mujer pero yo prefiero omitirlo, por respeto. Después de recibir los aplausos, la mujer se sentó en la zona de avituallamiento de meta y aun sin quitarse la mochila, dirigió una mirada perdida a un punto del suelo. Lo digo porque la seguí con la mirada desde el momento que entro en meta. Me imagino que se sumergió en sus pensamientos y estuvo un momento completamente sola. En esos instantes los organizadores estaban atendiendo otros asuntos y no le prestaron atención, o puede que ella pidiese estar sola, no lo sé. Solo fueron unos segundos, unos 15 o 20 pero a mi me parecieron muchos, demasiados. Me dirigí a ella rápidamente y le dije:

- Zorionak!

- Perdón… ¿qué?... – me respondió ella algo confundida.

- Le digo que enhorabuena.

- Ah!.. sí… gracias – me dijo.

En ocasiones somos testigos de las situaciones más conmovedoras cuando menos lo esperamos. A veces las historias más bellas suceden al final y los héroes tardan 45 horas en llegar. Valga mi más profundo respeto y admiración por ellos.





domingo, 8 de julio de 2012

ANTON KRUPICKA Y EL MINIMALISMO

Hace unos días colgué en mi Facebook la imagen que os muestro a continuación. La imagen me gusta porque muestra al corredor de maratón moderno, que fácilmente se puede parecer a nosotros, los corredores de montaña modernos. Algo exagerada sí que es, pero… ¿a que no está muy lejos de la imagen que tenemos cuando corremos un ultra? 

Parece que si uno no va con un GPS, ropa de compresión, mochila última generación y gafas espaciales no está metido en el mundillo o que es un principiante. Es una imagen que cada vez me gusta menos, tanto artilugio para simplemente correr por el monte. Cada vez me gusta más la simplicidad, llevar conmigo lo estrictamente necesario: zapatillas de correr, calcetines, pantalón corto y camiseta. Lo básico, aunque ahora en verano habría que añadir algún botellín de agua y su riñonera. Bueno, si me apuráis un poquito, la camiseta podría ser prescindible en esta época del año y memorizando las fuentes de agua que tenemos en nuestro recorrido hasta el botellín podríamos dejarlo en casa e ir bebiendo de fuente en fuente, aunque esto puede resultar algo peligroso.  

El personaje que os muestro a continuación es el máximo exponente de este minimalismo, Anton Krupicka. Digo personaje porque su aspecto es llamativo en los tiempos de corren. Zapatillas New Balance Minimus Zero sin calcetines, pantalón corto y punto. Si, si… como lo oís. Anton puede correr una maratón con esta indumentaria, nada más. Bueno, me he quedado corto, puede correr 100 millas (Western States) vestido únicamente con un pantalón corto, una visera y con un botellín en la mano. Que nadie piense que es un corredor popular que corre así para llamar la atención. Anton ha ganado carreras muy importantes en Estados Unidos como Leadville 100, dos veces, la Miwok 100K, la Rocky Raccoon 100, la Collegiate Peaks 50 Miler, la White River 50 Miler, dos veces, un segundo puesto en la Wetern States Endurance Run en el 2010, etc.




No parece un corredor muy competitivo, ni que tenga como objetivo el batir marcas. Yo le veo como una persona que defiende un tipo de running, que siente la montaña a su manera y esto me agrada. Pero es mi opinión, evidentemente no lo conozco, pero me transmite eso.  

Mientras las marcas nos presentan productos y productos, algunos van en dirección contraria. Nos demuestran que correr es únicamente correr, que no hace falta gran cosa. La simplicidad nos acerca a la naturaleza, nos hace entrar en contacto con ella de forma más directa, más íntima. Nosotros y ella, sólo con lo puesto. Hemos hecho imprescindibles ciertas cosas que realmente no lo son. No penséis que yo soy distinto a vosotros. Ayer mismo tuve la tentación de quitarme la camiseta y correr unas horas sin ella pero claro, no lo hice, que si qué dirán los que me vean, que si me picarán los mosquitos, que si la mochila me rozará los hombros, etc. Al final terminé el entreno con la camiseta puesta, a pesar del calor. Pero algún día lo haré…

Os dejo a continuación dos videos de Anton Krupicka y su consejo acerca de la carreras de 100 millas:

 

SABIO CONSEJO: 
"Para mí, las carreras de 100 millas tratan sobre simplicidad, resolución de problemas, perseverancia e incluso algo de terquedad. Por supuesto que es necesario estar en buena forma, pero yo creo que es muy importante escuchar lo que mi cuerpo me dice. Luego, en las primeras 60 millas, lo importante es no cometer ningún error estúpido, como no hidratarse o llevar un ritmo inadecuado; en el resto del recorrido, hay que ser algo testarudo y estar dispuesto a seguir tirando, incluso si es necesario rebajar tus objetivos."

                                                
                                                              Video 1


Video 2
        


martes, 3 de julio de 2012

COME PARA CORRER EN LA VIDA

Aunque el correr sea fuente de vitalidad, actividad que nos hace sentir jóvenes, por muy bien que nos sintamos, no hace que se detenga el segundero infernal de nuestro reloj biológico. Nadie es ajeno a esa garrapata llamada tiempo o edad. 

A partir de los 30 uno comienza a perder masa muscular y la densidad ósea disminuye después de los 40. Las articulaciones poco a poco se vuelven menos flexibles y más propensas a las lesiones. La recuperación después de un entrenamiento intenso lleva más tiempo.

La buena noticia es que comer la cantidad suficiente de alimentos adecuados puede satisfacer a nuestro cuerpo de las cambiantes necesidades nutricionales y de mantenerse saludable y en funcionamiento para toda la vida.

 

Antioxidantes
Toda actividad, incluso la respiración, genera radicales libres que dañan nuestro organismo. Estas moléculas inestables, subproductos inevitables de la oxidación, convierten las células sanas en insanas por medio del “robo” de sus electrones. Este robo ocasiona un daño celular, que hace que aumente el riesgo y la severidad de la enfermedad y acelera el proceso de envejecimiento. "Los antioxidantes, que ofrecen sus propios electrones, ayudan a reparar y reconstruir los daños causados ​​por los radicales libres", dice la Dra. Christine Gerbstadt, un dietista registrado (RD) y el corredor de maratón en Sarasota, Florida.

Los antioxidantes se encuentran en las vitaminas A, C y E y son abundantes en las frutas y verduras. Los antioxidantes también se encuentran en nueces, semillas, granos enteros e incluso té y café. Los estudios demuestran que reducen drásticamente el dolor muscular después del ejercicio, lo que conduce a una recuperación más rápida.


La fibra
 
La fibra hace algo más que saciarnos. La digestión se hace más difícil a medida que envejecemos, por lo que la fibra ayuda a mantener la regularidad digestiva. Mientras que la cantidad diaria recomendada se reduce ligeramente para los mayores de 50 (de 25 gramos a 21 para las mujeres y de 38 gramos a 30 para los hombres), el número supone un aporte calórico total.

La fibra soluble (por ejemplo la avena) también elimina el colesterol de la sangre al absorberlo como una esponja. La fibra insoluble (salvado de frutas, verduras y cereales integrales) ayuda a los desechos a moverse a través de los intestinos. "Además, estos alimentos producen saciedad, sensación de “estar llenos".
 


El Hierro
"El hierro es un mineral esencial para la fabricación de glóbulos rojos sanos y mover el oxígeno a los músculos", dice Lona Sandon, RD y profesor asociado de la Universidad de Texas Southwestern. El ejercicio intenso, como correr, rompe los glóbulos rojos que luego son expulsados ​​por la orina. Los atletas de resistencia también pierden pequeñas cantidades de hierro a través del sudor.

Sin embargo, alimentos ricos en hierro, como la carne, reponen los glóbulos rojos. Entre las fuentes vegetales del hierro podemos incluir las legumbres (las semillas de leguminosas comestibles), como las lentejas y las alubias y los vegetales de hoja verde. Estos se absorben con menos facilidad que las fuentes de carne, por lo que hay acompañarlos con los alimentos ricos en vitamina C, como cítricos, pimientos y tomates.


Las Proteínas
Correr aumenta las necesidades de proteínas para los músculos y para la reparación de los tejidos. "Debemos reponer las proteínas 15 a 20 minutos después de correr, o por lo menos, dentro de la horas posterior al fin del ejercicio", dice Gerbstadt. "Esto puede reducir la pérdida de músculo y remplazar el glucógeno más eficientemente." Las enzimas responsables de la toma de glucógeno son más activas inmediatamente después de un entrenamiento, lo que significa que cuanto mayor sea la brecha hasta el consumo de proteína, más lentamente se recuperaran y repararán el musculo. Se sugiere que la proporción optima entre hidratos de carbono y proteínas debe ser 3:1 o 4:1. Estas relaciones se pueden encontrar en las bebidas de recuperación. 


Pero la proteína no es sólo una necesidad post-ejercicio. Periodos largos de inactividad, después de finalizar la temporada o después de una lesión, pueden provocar descenso en los valores proteicos. Las investigaciones han demostrado que el cuerpo no puede absorber más de 30 gramos de proteína por comida, por lo que su consumo debe extenderse durante todo el día. Consuma un gramo de proteína por kilo de masa corporal a partir de fuentes tales como pescado, pollo, carne de res, suero de leche y los huevos. Por lo tanto, una persona de 72 kg. debería tomar tres ingestas de 25 gramos de proteína al día.

El Zinc
El zinc es necesario para la reproducción de las células, el crecimiento y reparación de tejidos y ayuda en la conversión de los alimentos para que se conviertan en combustible. El correr supone una agresión para el cuerpo. Las sesiones largas y duras de entrenamiento nos llevan al agotamiento, suponen una situación de estrés para el organismo. Los corredores de resistencia debemos controlar el zinc ya que si sus niveles disminuyen tendremos más probabilidades de ser victimas de enfermedades e infecciones. 

Esto es especialmente cierto a medida que envejecemos, cuando ciertos procesos celulares, tales como la producción de anticuerpos, tienden a ser menos eficientes, sobre todo después de 70 años de edad. Un complejo multivitamínico que contenga aproximadamente 15 mg de zinc va a satisfacer nuestras necesidades de zinc.




El calcio
El estrés ocasionado por el ejercicio intenso, no solo fortalece los huesos, sino que también los pone en riesgo. Al igual que el hierro, pequeños restos de calcio, que es crucial para el desarrollo y fortalecimiento de los huesos, pueden ser perdidos en el sudor. El entrenamiento intenso puede conducir a la disminución de las hormonas que aumentan la susceptibilidad a la osteoporosis.
 



A pesar de que se asocia principalmente con las mujeres, los estudios muestran que los atletas de resistencia masculinos, de cualquier edad, pueden sufrir déficit de testosterona, que los hacen propensos a la enfermedad. Mantenga los niveles saludables de testosterona tomando suficiente calcio y calorías para su nivel de actividad. Mientras que la dosis diaria recomendada es de 1000 mg por día para los adultos, los atletas deben tomar entre 1000 y 1500 mg, dice Roberta Anding, RD, nutricionista de la Facultad de Medicina Baylor en Houston, Texas. "La leche, el yogur y el queso son las mejores fuentes de calcio", dice Anding.

Vitamina B12
A medida que se envejece, se produce menos ácido en el estómago, por lo que la absorción de ciertas vitaminas, especialmente vitamina B12, resulta más difícil. La vitamina B12 juega un papel esencial en la producción de energía, en el mantenimiento de un sistema nervioso saludable y en la formación de glóbulos rojos. Sandon recomienda carne de res, salmón, huevos y productos lácteos como las mejores fuentes de vitamina B12, y sugiere que las personas mayores de 50 años y los vegetarianos tomen suplementos de B12.
 


Omega-3
 "Los ácidos grasos Omega-3 ayudan a reducir la inflamación", dice Gidus. Eso es una gran noticia para los corredores, que están expuestos con frecuencia a la inflamación inducida por el ejercicio. El Triatleta Ironman José Marrón, MD, neurocirujano de la Universidad de Pittsburgh, llegó a la conclusión de varios estudios clínicos que los omega-3 son tan eficaces como los medicamen
tos recetados para aliviar el dolor artrítico.

"Peces grasos como el arenque y el salmón son las mejores fuentes", dice Gidus. "Si usted no puede tomarlos dentro de su dieta busque un suplemento de pescado (preferentemente) o la semilla de lino, aceite."



No contar las calorías, pero hacer que las calorías cuenten
A pesar de que los corredores, por lo general, no necesitamos contar las calorías que ingerimos, es cierto que a partir 35 años nuestro metabolismo se hace más lento. Debemos huir de los alimentos que en su composición incluyan harinas refinadas y azúcares que no tienen ningún valor nutricional.

Wendy McMillan es un corredor y escritor que vive en Boulder, Colorado.
(Articulo de nutrición traducido de la revista digital trailrunnermag.com.)