He tenido la gran suerte de ser testigo (al igual que con mi primer hijo, Unai) del momento del nacimiento de mi segundo hijo. Es un momento difícil de explicar. Son instantes en los que los sentimientos se agolpan, se acumulan. La tensión se dispara porque dentro de ti sabes que es un momento único, un momento delicado. Uno entra en una especie de trance, se aísla de todo y solo se centra en ese ser que va a ver la luz, en esa vela que se va a encender. La madre naturaleza, en su versión más pura se hace presente y nos presenta a uno de sus hijos de una manera cruda, ancestral, de una manera que nos hace recordar lo animales que somos, aunque lo hayamos olvidado. Son momentos en los que el tiempo se detiene, en los que no queda más que ser espectador, espectador del milagro de la vida.
La luz de Ander se ha encendido. Aún es una luz frágil pero a nosotros nos ha iluminado por completo. Nosotros estaremos ahí para darle fuerza, para que esa lucecita se convierta en un vela deslumbrante, al igual que lo hacemos con su hermano Unai.
Pero la vida también se encarga de apagar velas.
Hoy mismo me han dado la noticia de la muerte de una persona muy apreciada. Hay personas que las conoces de toda la vida y aunque no son familiares, las consideras como tales. Después de una larga enfermedad, hoy, la vida, ha considerado oportuno cerrarle los ojos para siempre. La luz de esa vela se ha apagado, ha alumbrado a lo largo de muchos años a los de alrededor, los ha hecho felices.

Pero también dejamos algo más. Como todas las velas que se apagan y dejan en el aire ese hilo de humo, ese último aliento, nosotros también dejamos algo en los que se quedan aquí. Recordando una frase de Lluís Claret, refiriéndose a la música de Bach: "Nuestro sonido, nuestra voz, es también el testimonio de todas las personas que hemos admirado y querido, que nos han enseñado e influenciado".
Vivid la vida, no dejéis para mañana eso que tenéis en la cabeza, animaos a correr esa carrera que siempre habéis soñado, no tengáis miedo. Respirad, amad, sentíos cerca de la naturaleza,… VIVID. Porque lo peor que nos puede pasar en nuestro lecho de muerte es sentir que no hemos vivido.
Bienvenido Ander,
Hasta siempre, Isidoro.
Os pido disculpas si las ideas del blog no están ordenadas. Las he escrito tal cual me venían a la cabeza, como las siento en este momento.
ZORIONAK JULEN!!!!!
ResponderEliminarEskerrik asko, Jon.
EliminarZorijooooooooooooooooonak.
ResponderEliminarUnitxer
Zorionak Julen!
ResponderEliminarAnder