
Hace 100.000 años, un pequeño grupo de hombres y mujeres abandonó África en busca de alimento. Una glaciación estuvo a punto de acabar con la humanidad. Sólo unos centenares sobrevivieron, cobijados en cuevas de la costa sudafricana. Se alimentaban de tubérculos y productos del mar. Abandonaron África y emprendieron viaje hacia el sudeste asiático. Sorprendentemente, una de las primeras zonas que poblaron fue Australia. En aquella época el nivel del mar estaba muy bajo y sólo 250 kms de agua separaban Asia de Australia. Continúa siendo un misterio cómo lograron cruzar, pero es un hecho que lo hicieron. A alguien se le tuvo que ocurrir la idea de explorar nuevas tierras, de lanzarse a lo desconocido en busca de alimento. Un viaje con final incierto. Una aventura con mayúsculas. Pero el Homo Sapiens, nosotros, decidimos dar aquel paso…
Pequeñas acciones junto con decisiones arriesgadas marcan la historia del ser humano. No exentos del peligro de la extinción, hemos sido capaces de tirar para adelante gracias a nuestro ingenio, creatividad e imaginación. 100.000 años de viaje dan para mucho. Cuando la naturaleza repartió las cartas entre todos los animales de la Tierra, a nosotros nos tocó las relacionadas con el cerebro. Este cerebro iba a ser complementado con un cuerpo con capacidades físicas mediocres (comparadas con otros seres vivos) y acompañada de una maquinaria aceptable (también comparada con otros animales). A otros les tocaron otras cartas, cartas de fuerza, de resistencia, de velocidad, alas, mimetismo,… y con las cartas repartidas, ¡a jugar y hagan ustedes lo que puedan!
Desde entonces, hasta nuestra historia moderna, el ser humano ha tenido infinidad de ocasiones para demostrar su talento y otras tantas ocasiones para demostrar su falta de juicio. Capaz de pisar otros planetas e incapaz de cuidar el propio. ¿Demasiado poder para una especie?
¿Hay algo de Lucy o de ese pequeño grupo de Homo Sapiens que aún perdure en nosotros? ¿Sigue teniendo el ser humano la capacidad de abrir caminos, de buscar soluciones? ¿Es posible que lo que lleve al ser humano a la extinción no sea el cambio climático sino el confort? ¿Tenemos hambre por encontrar o ya lo tenemos todo? y la última pregunta: ¿Por qué corremos largas distancias si realmente no lo necesitamos ni estamos preparados para ello?
Ya no necesitamos perseguir a los mamuts. No tenemos motivos para correr grandes distancias en busca de comida, ni tenemos que volver rápidamente con la captura para repartirla en el grupo. La nevera ha acabado con todo eso. ¿Habrán sido la nevera y la tele los inventos más perjudiciales para el ser humano? Antes el movimiento, la carrera, la marcha, la persecución eran acciones inherentes al ser humano pero hoy en día, dichas acciones las debemos buscar o forzar. El sedentarismo nos está matando. El confort no está matando.
Ya no necesitamos perseguir a los mamuts. No tenemos motivos para correr grandes distancias en busca de comida, ni tenemos que volver rápidamente con la captura para repartirla en el grupo. La nevera ha acabado con todo eso. ¿Habrán sido la nevera y la tele los inventos más perjudiciales para el ser humano? Antes el movimiento, la carrera, la marcha, la persecución eran acciones inherentes al ser humano pero hoy en día, dichas acciones las debemos buscar o forzar. El sedentarismo nos está matando. El confort no está matando.
Antes cogeré un yogur de la nevera…
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