"Estoy loco. Vera... tomo unos medicamentos nuevos pero sigo viendo cosas que no existen, aunque elijo no admitirlas, como una dieta mental, elijo no satisfacer ciertos apetitos, como mi apetito por buscar patrones, como mi apetito por imaginar y soñar."
Estas palabras se las dice el gran John Nash (película “Una mente maravillosa”) a Thomas King, representante de los Premios Nobel. No son unas palabras que ayuden mucho para una futura elección para los Premios Nobel… pero eran ciertas, abrumadoras… más aun viniendo del propio candidato.
Es curioso las cosas que recuerda uno en algunas circunstancias. Hoy al mediodía, paseando junto con mi familia por el parque de Bermeo, mi madre me ha invitado a comer unas rabas. Mi mujer acababa de cerrar la tienda y la verdad es que apetecía. El problema es que tenía que entrenar.
Uno piensa que es domingo, día de descanso, la gente paseando tranquilamente por el parque, las terrazas llenas de gente conversando, una oportunidad de comer algún pintxo… y yo debía entrenar. No sé si “debía” o “tenia que”. El primer verbo implica obligación, el segundo no. Yo no estaba obligado, eso lo tengo claro pero las personas que nos sentimos comprometidos con algo sí que lo estamos en cierto modo. A mí me asalta la pereza, me digo a mi mismo que no pasa nada por saltarse un día de entreno, que ya entrenaré mañana, que aun queda mucho para Arizona… Además, ayer a la tarde ya realicé un entreno de bici.
Es, en ese momento, cuando me viene a la cabeza las palabras del profesor Nash. Decido que la pereza es esa cosa que no existe, la que elijo no admitir, como una dieta mental, elijo no satisfacer ciertos apetitos… Declino la invitación de mi madre, le explico el motivo y ella no me alarga el tema. Está acostumbrada, al igual que mi mujer, que me dice que vaya, que ya se encarga ella de los niños. Sin la ayuda y el apoyo de mi mujer no podría hacer nada de lo que hago, eso lo tengo muy claro.
Me despido y me dirijo rápidamente a casa. Me visto, me calzo las zapatillas de montaña, activo el GPS, miro a mi destino… ¡y me vuelve a atacar la pereza! Otra vez por los mismos lugares, los mismos caminos, las mismas piedras, árboles, cuestas… y muchos kilómetros por delante. ¡Tampoco estaría mal tumbado en el sofá! pero me digo a mí mismo: ¡dieta mental Julen…, dieta mental! ¡Venga vamos!
Durante los 26 kilómetros que he recorrido por la montaña he tenido algunas experiencias con animales. Nada emocionante… es más, incluso os vais a reír.
Primero, me he topado con un rebaño de ovejas. Me han precedido durante unos 600 metros, escapándose de mí y yo persiguiéndolas, claro. El problema es que no tenían camino alternativo para deshacerse de este posible depredador con pantalón corto y tenían que tirar para adelante. Al final del camino comprobé que una de ellas no iba muy bien, parecía cansada, durante la cuesta arriba la estaba alcanzando. Cuando he llegado a su par me he dado cuenta que la pobre estaba preñada y por eso le costaba correr. Me ha dado mucha pena, tenía los ojos muy abiertos ¡lo mal que lo habrá pasado por mi culpa! Le he pedido perdón por el susto. Sí, como lo oís. ¡Le he pedido perdón a una oveja!
Luego me he dado un buen trompazo por no querer pisar a unas cuantas “orugas procesionarias”. Son esas orugas que vemos cruzar los caminos en largas filas. ¡Pues trompazo que me he dado! A estas no les he pedido perdón.
También me he dado la vuelta para ayudar a un caracol a cruzar un trozo de carretera que le faltaba. Algún coche lo iba a pisar, ¡seguro! Primero lo he ignorado y luego me he dado la vuelta. ¡Cualquiera que me haya visto ya diría…!
También me he dado la vuelta para ayudar a un caracol a cruzar un trozo de carretera que le faltaba. Algún coche lo iba a pisar, ¡seguro! Primero lo he ignorado y luego me he dado la vuelta. ¡Cualquiera que me haya visto ya diría…!
Ya de vuelta a casa, me he detenido a coger tres flores de manzanilla. Las he metido en el pantalón y me he preocupado de que no se estropeen. Me gustó el detalle de Kilian en la Transvulcania y como comenté, siempre deberíamos tener un momento para la naturaleza, levantar nuestra vista del GPS y deleitarnos.
Hoy he entrenado por los sitios de siempre pero algunas experiencias han sido nuevas. Es lo que nos tiene guardada la naturaleza. Está viva y no estamos solos en ella aunque nosotros lo creamos. Mañana o pasado es posible que vuelva por los mismos lugares, los mismos caminos, las mismas piedras, las mismas zarzas de siempre me arañarán las piernas… ¿Pero qué sorpresa me tendrá guardada, esta vez, la montaña? Espero ansioso.
Hoy he entrenado por los sitios de siempre pero algunas experiencias han sido nuevas. Es lo que nos tiene guardada la naturaleza. Está viva y no estamos solos en ella aunque nosotros lo creamos. Mañana o pasado es posible que vuelva por los mismos lugares, los mismos caminos, las mismas piedras, las mismas zarzas de siempre me arañarán las piernas… ¿Pero qué sorpresa me tendrá guardada, esta vez, la montaña? Espero ansioso.
Por cierto, cuando volvía a casa me he vuelto a topar con las ovejas. Ellas han vuelto a correr huyendo de mí pero yo esta vez no las he perseguido. Les he gritado:
- Trankil! Beste bide hau hartungot! Ez hartu sustorik!
- ¡Tranquilas! ¡Voy a coger este otro camino, no os asustéis!
Y mis dos preguntas son las siguientes: ¿Tan mal estoy?... y… ¿lo que he vivido hoy valía unas rabas?
Bonita pequeña historia!
ResponderEliminarMe a gustado lo de la dieta mental.
¿lo que he vivido hoy valía unas rabas? Quizá después de los 26km sí, pero ahí ya entramos en dieta "física", más que mental! jeje
Grande!
Gracias por tu comentario. Un abrazo.
EliminarNik uste dut bi aukerak ederrak izango zirela, seguru nago orain dala asko ez duzula Rabarik jan Bermeoko lameran eguraldi onarekin,jejejeje.
ResponderEliminarBeste alde batetik zurekin ados nago konpromesu hori gure barruan baitago eta horren aurka ezin dugu ezer egin.
Azkenean uste dut gure buruari kasu egin behar diogula, naiz eta gendeak ez ulertu gehiegi gure erabakiak.
Seguru aukerarik hoberena hartu zenuela, behintzat lasai geratu zinen.
Eskerrik asko Jon. Besarkada bat.
EliminarLeo que vas a correr en Arizona sin saber que prueba será. Mi consejo tras haber corrido varias carreras y ultras en este país es que te traigas toda la comida que puedas desde ahí pues aquí los avis son para los yanquis que parece van de pic nic en vez de ir a correr. Apenas hay fruta (platanos y a veces naranjas) y no encuentras frutos secos en prácticamente ninguno, entre otras cosas. Dejan muchísimo que desear.
EliminarSuerte y a seguir entrenando sin molestar a las ovejas, je je
Hola Cherokee.
EliminarLa prueba que voy a correr es la G2G ULTRA. Es una prueba en autosuficiencia, es decir, tengo que cargar en una mochila todo para sobrevivir durante 7 días, excepto el agua. La comida la tengo que llevar conmigo desde el principio. O sea que los yankis no me darán nada, todo lo llevo desde aquí.
Un saludo.