martes, 30 de julio de 2013

ZAPATILLAS EN LA MALETA

 No es fácil teclear cuando viajas en una autocaravana.

  


Estoy pasando con la familia una semana de vacaciones por Francia dentro de esta casa con ruedas. Me gusta mucho esta manera de viajar. Ya es la tercera vez que decidimos pasar nuestras vacaciones, visitar nuevos lugares en este formato móvil. Me gusta mucho este lugar, me quedo otro día más; no me gusta nada este sitio, me voy… La casa a cuestas, casi todas las comodidades del hogar pero en mucho menos espacio. Te enseña a ordenar las cosas, cada cosa en su lugar y un lugar para cada cosa.

Llevo todo este 2013 entrenando. Faltan alrededor de 60 días para la carrera de Arizona. Aun queda tiempo o mejor dicho… ¡ya no queda nada! Dedicar una semana, 8 días a la familia es necesario. Tienes que intentar que tus carreras, retos y sueños no quiten tiempo a la familia. Ellos necesitan que durante algunos días te olvides (en la medida de lo posible) del correr. De todos modos, algunas mañanas, cuando se despiertan y no me ven, aceptan con resignación que me he calzado las zapatillas y ando correteando por ahí.

- Pero a dónde has ido? Si no conoces el lugar? - me preguntan, no entienden.
- Eso es lo emocionante. Que no se a dónde voy – les respondo.
-
Y si te pierdes?
- Bueno… es una posibilidad (me rio).

Las zapatillas de running siempre me acompañan en mis vacaciones. Durante este periodo, mantener el ritmo habitual de entrenamientos es más difícil. Intento no ausentarme más de una hora, hora y media como mucho. No me resulta fácil abandonar mi rutina de entrenos pero reconozco que es necesario, no solo a nivel físico sino también a nivel mental. Después de varios meses entrenando, está claro que no vas a perder la forma por estar entrenando 8 días de mala manera, pero sobrellevar esa sensación de “desentrenamiento” es difícil, muy difícil… En alguna ocasión ya lo he comentado. En psiquiatría esto tiene que tener un nombre… o simplemente es adicción? ... no sé…

- No puedes estar una semana sin entrenar? - me pregunta mi cuñado.
- 8 dias ???? – le digo asombrado. Si al de 3 días sin correr me empieza a cambiar el carácter!. Necesito correr. 

Mi cuñado le mira a mi mujer (su hermana), incrédulo. Mi mujer le hace un gesto de resignación.



 

El destino de estas vacaciones lo han decidido ellos. ¿Queréis Francia? ¡Pues a Francia! No me ha importado. Bueno, a decir verdad, en un momento dije que sería bonito ir a Suiza, a los Alpes, a Zermatt o a ver la pared del Eiger desde abajo. No tuve muchos apoyos, solo el de mi hijo Unai, aunque también terminó votando a Francia cuando le explicaron que visitaríamos algunos castillos. Al final me vendió, ¡será posible!

- ¿8 días en Suiza?. Tardaremos en llegar, además, ¿“viendo” montañas todo el día?- Sí!!!!!!!!- les dije ilusionado. (pensé yo…”viendo”, corriendo,…)
- Un poco aburrido, no??- Bueno… vale… podéis tener razón (aburrido???? Volví a pensar). Vámonos a Francia- terminé aceptando.

Volviendo al tema de las zapatillas en la maleta, siempre me ha parecido una manera diferente de visitar o conocer una ciudad o un entorno. Te pones las zapatillas temprano, coges el mapa de la ciudad y algo de dinero por si acaso, sales del hotel/autocaravana/albergue…, y ¡a correr! No es fácil correr por la calles de algunas ciudades, demasiado tráfico, muy peligroso. Los vehículos pasan muy cerca, las aceras están repletas de gente, saltas de la carretera a la acera y viceversa. Así continuamente, hasta que llegas a un parque y te relajas un poco. Coges el mapa y decides visitar, o mejor dicho, pasar al lado de no sé qué edificio o museo o estatua o lo que sea…

Está a 8 calles en esa dirección. Eso no es nada, 8-10 minutos. ¡Venga!

Mientras te diriges a tu destino tus ojos se van quedando con lo que ven. El puesto de perritos calientes, el mendigo en la puerta del súper, la publicidad con luces de neón, las tiendas caras… Las piernas te llevan a donde tú quieres, corres y corres. Llegas a tu destino. ¡Qué bonito! Y ahora ¿a dónde?

Después de una hora y media vuelves al hotel. Estás pensando en el desayuno que te vas a pegar. Son las 9 de la mañana y ya has visto muchas cosas en lo que va de día.

Luego, un mes, dos o un año más tarde, tumbado en sofá de casa y viendo un documental aparece la estatua/monumento/parque… X y le comentas a tu mujer:

- Yo conozco esa estatua/monumento/parque/ X, me suena…- Pero cuando estuvimos en esa ciudad no visitamos eso, no fuimos ahí. ¿Cómo la conoces?- te comenta la mujer dudosa.
- No sé… quizás gracias a unas zapatillas de running… 

Sonrío y seguimos viendo el documental.

Que nunca se os olviden las zapatillas al hacer la maleta. Nunca.

Un abrazo.
 


2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. ¡Ya tenemos ganas de veros! A ver cuando nos acercamos o os acercáis. Un abrazo.

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