sábado, 20 de diciembre de 2014

TOM CREAN. TRES GALLETAS Y DOS CHOCOLATINAS.

 Muchos conocen a Shackleton, a Amundsen y a Scott. Se ha escrito mucho acerca de ellos, de sus historias, de sus vidas. Recordad el dicho: "Para una gran expedición científica, dame a Scott; para un viaje rápido y eficiente, dame a Amundsen, pero si estás en una situación desesperada y parece que no hay salida, arrodíllate y pídele a Dios que te mande a Shackleton". Al final del post volveré a esta frase…

Las tres grandes expediciones que se realizaron al Polo Sur a principios del siglo XX, la Discovery (1901-1904) y la Terra Nova (1911-1913), dirigidas por Robert Falcon Scott, y la Endurance (1914-1916), dirigida por Ernest Shackleton, tuvieron a un protagonista en común: al irlandés Tom Crean





Os hablaré de él. Es un poco largo pero creo que merece la pena…

Tom Crean era un marinero irlandés, alto y huesudo, uno de los 10 hijos de una familia de granjeros de una aldea remota del Condado de Kerry.


En el Endurance de Shackleton era segundo oficial. No obstante, aunque no por rango, Crean era, según la expresión del propio Shackleton, “una baza”. Dotado de una gran fuerza tanto corporal como mental ya tenía experiencia en este tipo de situaciones y entornos límite.

Antes navegar con Sir Ernest, ya lo hizo con Scott e, en las expediciónes del Discovery y del Terra Nova y en esta última le otorgaron la medalla del Príncipe Alberto por su valentía. Fue uno de los 11 que en 1911 salieron rumbo al polo sur con Scott. Scott, que confiaba plenamente en Tom, no asignaba tareas de antemano, de modo que nadie sabía si iba ir al polo o si iba a tener que regresar justo antes de la última etapa, después de haber cargado provisiones a lo largo de muchos y duros kilómetros.

El 3 de enero de 1912 Scott dijo a Crean y a dos de los suyos Teddy Evans y William Lashly, que debían regresar al día siguiente. Si bien habían repartido todas las provisiones y el material entre dos equipos de cuatro, en el último minuto Scott añadió a un quinto hombre, Birdie Bowers, al equipo con el que iría al polo.

Imaginaros la situación. Que ha falta de 240 kilómetros de tu objetivo, el jefe de la expedición te pide que des la vuelta, que tú y otros no continuáis. Me imagino que será algo como llegar al Campo 4 del Everest y que te digan que des media vuelta, que vuelvas al CB, que tú no tendrás la posibilidad de hacer cima, aunque estés capacitado para hacerlo. Por muy duro que fuese, Tom se desmoronó y rompió a llorar cuando a los 87º de latitud sur cuando Scott le comunicó su decisión.

Pero el destino le tenía guardado un lugar en la heroicidad.


Esta decisión no solo contribuyo al fracaso del grupo, al suponer una boca más a la que alimentar, sino que también supuso un problema para el trio que regresaba, pues cargaban con provisiones y material para cuatro personas.

En el viaje de vuelta, el teniente Evans enfermó gravemente de escorbuto y no pudo continuar marchando por la nieve las 750 millas que aún les quedaban por recorrer. Crean y Lashly se negaron a abandonarlo en el hielo y lo ayudaron a seguir. Sin embargo, cuando estaban a 35 millas de la base, faltos de alimentos y de combustible y con Evans ya agonizando, decidieron que uno de ellos permanecería cuidando al teniente, mientras que el otro iría hasta el campamento base para solicitar ayuda. Tom Crean se ofreció voluntario para esta misión. Emprendió una penosa marcha de 18 horas a través de una intensa ventisca, llevándose solo 3 galletas y 2 chocolatinas. Y lo consiguió. Esta larga marcha, en busca de socorro pudo traer con vida a Evans y Lashly y por ello se le concedió la prestigiosa medalla.

Meses después, participó en la expedición que encontró los cadáveres de Scott y dos de sus compañeros, fallecidos al volver del Polo. 


 


“Bueno, señor, me sentía muy débil cuando llegué a la cabaña” escribió en una carta a un amigo. Era un hombre duro de roer. Ya antes, en esa misma expedición, después de una extenuante marcha por el fragmentado mar de hielo, con los caballos, Crean y sus dos compañeros habían preparado la cena y confundieron curry por cacao. ”Crean, se bebió todo antes de darse cuenta de la equivocación”, recordada su compañero de tienda.

Al igual que Scott, Shackleton confiaba plenamente en Tom Crean. Después de que su barco fuera destruido por el hielo que lo tenía atrapado, la tripulación tuvo que utilizar los botes salvavidas para navegar a través del helado Mar de Weddell, para después iniciar una nueva travesía hasta la Isla Elefante.

Una vez allí, reconstruyeron uno de los botes en el que seis hombres, incluidos Shackleton y Crean irían hasta Georgia del Sur en busca de ayuda en el que ha sido considerado uno de los viajes más extraordinarios para una embarcación de ese tipo, y muestra de la habilidad marinera del navegante de la travesía Frank Worsley, capaz de orientarse entre tormentas y olas enormes, empleando un diminuto sextante. Puesto que tomaron tierra en la costa sur de la isla, que estaba deshabitada, y como el bote no resistiría la travesía para rodear la isla, tres de los hombres, de nuevo incluyendo a Shackleton y Crean atravesaron la montañosa isla (cabe destacar que salvo el perfil de la costa, la isla aún no había sido cartografiada, por lo que su interior era completamente desconocido).


 

 
Llegaron a la estación ballenera de Grytviken, cansados y sucios, pero prepararon la expedición de rescate de los 22 compañeros que habían dejado en la Isla Elefante, rescatándolos tras varios intentos infructuosos a causa de la meteorología, 22 meses después.

Tras volver a casa, Crean sirvió durante la Primera Guerra Mundial, y se retiró de la marina en 1920. Cuando volvió a Kerry, guardó todas sus medallas y no volvió a hablar nunca de sus experiencias en la Antártida.

Se casó y abrió un pequeño pub llamado "The South Pole Inn". Durante toda su vida, Crean se mostró como un hombre extremadamente modesto. Murió en 1938 como consecuencia de una perforación del apéndice.

En su memoria, se dio su nombre a al menos dos lugares: el Monte Crean de (2550 m) en la Tierra Victoria , y el Glaciar Crean en Georgia del Sur.

Volviendo a la frase del principio, me gustaría añadir que… puestos a pedirle a Dios, a parte de los 3 citados, me gustaría que me otorgase a Tom Crean. Sé que él nunca me abandonaría. 







4 comentarios:

  1. Buenísimo y curiosísimo Julen. Enhorabuena!!!!,

    Saludos.

    DavidP.

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  2. Buscando la frase llegué a esta publicación, me gustó mucho soy "fan" de Shackleton desde que conocí su epopeya hace ya muchos años. Gracias por compartir esta curiosa historia. Saludos desde Argentina.

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  3. Me refiero a esta frase que es la que buscándola encontré este blog: "Para una gran expedición científica, dame a Scott; para un viaje rápido y eficiente, dame a Amundsen, pero si estás en una situación desesperada y parece que no hay salida, arrodíllate y pídele a Dios que te mande a Shackleton”.

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