domingo, 7 de abril de 2013

PORQUE NO ES LO MISMO UN PERRO QUE UN CABALLO…

Creo que ya conocéis, a estas alturas, mi admiración por los exploradores. Personas, como ShackletonScottAmundsen y otros muchos más, que en su día se lanzaron a lo desconocido, a lugares remotos, peligrosos en los que ningún ser humano había puesto jamás el pie; aventuras en las que el objetivo no solo era saciar el hambre por descubrir, conquistar o calmar sus almas inquietas, sino por el honor y el reconocimiento que estas conquistas les aportaría en sus respectivos países, amén de pasar a los libros de historia. 

Algunos ocupan un lugar en la historia como “el primer ser humano en…” llevándose con ello la gloria. Pero si nos fijamos un poco, si prestamos atención o investigamos a otras personas que intentaron alcanzar la gloria, intentos previos fallidos o posteriores, nos encontraremos con historias fantásticas de supervivencia, buen hacer y ejemplos a seguir. Gente que nos recuerda que la valentía no pertenece exclusivamente a los primeros sino que en ocasiones, sobrevivir o devolver a casa a los miembros de una expedición supone el éxito.  
















Esta semana ha llegado a mis manos un maravilloso artículo en la revista Oxigeno acerca de Robert Falcon Scott




A finales del siglo XIX y principios del XX, Scott mantuvo una maravillosa rivalidad con el noruego Roald Amundsen por la conquista del Polo Sur. El destino jugó a favor del noruego que a la postre se convertiría en el primer ser humano en pisar el Polo Sur, el 14 de diciembre de 1911. Amundsen levantó en pleno polo su campamento, llamado Polheim. Decidió dejar una tienda con una carta en su interior que daba testimonio de su logro, en el caso de que el equipo no pudiese regresar de vuelta a Framheim. La expedición de Scott, bastante desafortunada, alcanzaría el polo 34 días después. 

Scott, por su parte, formó parte de dos expediciones a la Antártida: la Expedición Discovery (1901-1904) y la Expedición Terra Nova (1910-1913). Durante su segunda y trágica aventura Scott encabezó un grupo de cinco hombres que alcanzó el Polo Sur el 17 de enero de 1912, aunque sólo para descubrir que la expedición noruega de Amundsen se les había adelantado. En su viaje de vuelta, Scott y sus cuatro camaradas perecieron por una combinación de agotamiento, hambre y frío extremo. 

La principal diferencia entre ambas expediciones fue que Amundsen basó su transporte exclusivamente en trineos con perros groenlandeses, mientras que Scott contó con el uso de caballos mongoles. Amundsen decidió sacrificar varios perros antes de llegar al polo y almacenar la carne para el regreso; esta estrategia le permitió aminorar el peso del alimento de los perros y asegurar la alimentación de los animales supervivientes en el viaje de vuelta. Los caballos de Scott tenían que cargar sacos con avena para su alimentación, lo cual aumentaba su peso y sus posibilidades de hundirse en la nieve. Otra desventaja es que a los caballos el sudor se les congelaba en la piel mientras que los perros regulan su temperatura sin sudor. De modo adicional, parece ser que la expedición de Amundsen contaba con un mejor equipamiento y vestido de mayor resistencia al frío. Todos los caballos de Scott murieron y el equipo tuvo que valerse de su propia fuerza. Además, Scott agregó en el último momento un miembro extra en el equipo, lo que motivó un desajuste en las raciones alimenticias. 




101 años después, se revela íntegramente una de las últimas cartas escritas por Scott, de las dos que todavía permanecían en manos privadas. 

La carta va dirigida al Almirante Sir Francis Bridgeman y fue escrita el 29 de marzo de 1912, en sus postreras horas, refugiado en el campamento que serviría de morada final para él, Wilson y Bowers. Morirían con la lona de la tienda sobre sus cabezas, con la pluma en la mano escribiendo a familiares y amigos, despidiéndose con la conciencia de una conclusión trágica y además, cruelmente, a 19 kilómetros del depósito One Ton Depot, rebosante de suministros que podían salvarles la vida. Cinco hombres contra el hielo y la ventisca, en el territorio más severo que conoce el ser humano, avanzando hacia el norte, siempre hacia el norte. 

101 años después todavía restan detalles por conocer de aquellas horas finales. 


Algunos fragmentos de la carta dirigida a su mujer Kathleen


"Querida, no es fácil escribir por el frío, 70 grados bajo cero y nada más que nuestra tienda de campaña para cobijarnos". "Lo peor de esta situación es que no te volveré a ver, hay que afrontar lo inevitable", le decía el capitán a su esposa, a la que le pedía que se volviera a casar: "Cuando el hombre adecuado llegue para ayudarte en la vida, deberías volver a ser feliz (...) espero ser para ti un buen recuerdo", proseguía el explorador. 

Texto completo de la carta a Sir Francis Bridgeman 


"Mi querido Sir Francis,
Me temo que estamos sentenciados. Escribo estas cartas con la esperanza de que puedan ser entregadas algún día. Me gustaría agradecer la amistad que me ha dado en los últimos años y expresar el placer extraordinario que he encontrado sirviendo bajo su mando. Quiero decirle que yo no era demasiado viejo para esta tarea. Fueron los hombres más jóvenes los primeros en desaparecer. Finalmente desearía que asegurara la estabilidad de mi viuda y mi hijo. Los he dejado en una muy mala situación, pero creo que el país no debería descuidarlos. Después de todo hemos legado un gran ejemplo para nuestros compatriotas, si no por alcanzar un lugar tan riguroso, sí por afrontar esta aventura como hombres cuando estábamos allí. Hubiéramos podido triunfar si hubiésemos superado la enfermedad.
Adiós y adiós a mi querida Lady Bridgeman."
Siempre suyo,

R. Scott

Disculpe la escritura, estamos a -40º, y así llevamos desde hace un mes







2 comentarios:

  1. Preciosa entrada Julen.
    El "detalle" de que perecieran a tan sólo 19k. del depósito de víveres me recuerda a la historia, que imagino conocerás, de Christopher McCandless. Bastante más reciente y mediática "gracias" a la película de Sean Penn y al libro de Jon Krakauer, aunque no por ese orden....
    Irónico pensar que después de pasar tantas miserias y dificultades, ambos tuvieran la salvación más cerca de lo imaginado...

    Sigue así.

    Saludos.

    DavidP.
    www.corrersinsentido.blogspot.com

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    1. Gracias David. En ocasiones la vida esasí de cruel. La historia de "Alexander Supertramp" la conozco, gran libro y gran pelicula. Un saludo-

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