DE BERMEO A ATENAS... PASANDO POR VENDEÉ

O ésa es mi intención...

Francia ha sido la primera parada de este año. Este año tengo pensado correr 3 carreras; tres carreras de características diferentes. La primera en asfalto, la segunda en montaña y la tercera en el desierto.

La primera ha sido este fin de semana pasado, los “100 km. de Vendeé”, Francia. 100 kilómetros en asfalto, 100 kilómetros sobre un terreno muy duro, agresivo a nivel muscular y articular. 9 horas y 41 minutos corriendo sin parar sobre un circuito de 16.5 km. al que hemos tenido que dar 6 vueltas. Aburrido, una carrera mental, una carrera en la que mi objetivo era bajar de 10 horas. Eso era lo único que perseguía, ni hacer marca personal, ni hacer la carrera de mi vida… no… simplemente bajar de 10 horas. ¿Por qué? Algún año me gustaría correr la Spartathlon.

La Spartahlon es una carrera histórica en la que hay que cubrir una distancia de 250 km. entre Atenas y Esparta, non stop. Para correr la Spartathon debes acreditar un tiempo inferior a 10 horas en 100km. 

En la línea de salida me di cuenta que iba a ser una carrera diferente a las carreras de montaña. El biotipo del corredor de montaña es diferente al corredor de asfalto, sobre todo de cintura para abajo. Nuestras piernas, las del corredor de montaña, son más musculosas; mas cuádriceps, más gemelo (hablo en general). Las piernas del corredor de ultras de asfalto son más finas, menos musculo, rodadoras, rápidas… En definitiva, nosotros tenemos más fuerza, pero también más musculo que acarrear… y en asfalto el componente de fuerza no es tan determinante como en la montaña. En mi opinión, por supuesto.

 

Ausencia total de las marcas outdoor. En su lugar todo era, Asics, Nike, Hoka, Adidas… Este año la prueba estaba dentro del Campeonato de Francia de 100km. Muchos corredores de élite se daban cita, mucho corredor con cuerpo de keniata.

Mi ritmo de carrera iba a ser muy lento, 5:45 min./km. Con ese ritmo me aseguraba bajar de las 10 horas, como así fue. El día anterior, me puse en contacto con mi entrenador Luis Toribio para pedirle consejo acerca del ritmo. Mi idea era correr alrededor de 5:20 – 5:30 min/km. pero Luis me recordó que quizás era más sensato tomármelo con más tranquilidad y no dejarme ir por las sensaciones. Que sí que había entrenado para poder hacerlo más rápido pero que no debíamos olvidar que esta carrera no era un objetivo en sí mismo, sino un paso hacia otra… Y que esta semana seguiríamos entrenando, aunque de manera suave, pero ya con un ojo puesto en la carrera de julio en los Pirineos, el Ultra Trail Vallsdáneu (más adelante hablaré de ella). Le hice caso, por eso uno decide tener un entrenador.
  

 

Ausencia total de las marcas outdoor. En su lugar todo era, Asics, Nike, Hoka, Adidas… Este año la prueba estaba dentro del Campeonato de Francia de 100km. Muchos corredores de élite se daban cita, mucho corredor con cuerpo de keniata.

Mi ritmo de carrera iba a ser muy lento, 5:45 min./km. Con ese ritmo me aseguraba bajar de las 10 horas, como así fue. El día anterior, me puse en contacto con mi entrenador Luis Toribio para pedirle consejo acerca del ritmo. Mi idea era correr alrededor de 5:20 – 5:30 min/km. pero Luis me recordó que quizás era más sensato tomármelo con más tranquilidad y no dejarme ir por las sensaciones. Que sí que había entrenado para poder hacerlo más rápido pero que no debíamos olvidar que esta carrera no era un objetivo en sí mismo, sino un paso hacia otra… Y que esta semana seguiríamos entrenando, aunque de manera suave, pero ya con un ojo puesto en la carrera de julio en los Pirineos, el Ultra Trail Vallsdáneu (más adelante hablaré de ella). Le hice caso, por eso uno decide tener un entrenador.

Durante las cinco vueltas iniciales, marqué el mismo ritmo y tiempo, 1h 33-34minutos. Llegué al kilometro 84 con un tiempo de 8 horas exactas. Tenía 2 horas para hacer 16.5 km. Sabía que, a no ser que ocurriese algo grave, el objetivo estaba conseguido. Por lo tanto, esta última vuelta, alterné el trote con caminar. ¿Podía haberlo hecho más rápido? Creo que sí… pero para seros sinceros, mucho más rápido, tampoco. O si lo hubiese hecho hubiera sido a costa de vaciarme. En esta última vuelta sentí las piernas muy pesadas, doloridas. Se me hizo muy larga esta última vuelta y el asfalto empezó a hacer mella sobre mí.

Conclusión…

El asfalto es otro mundo. Aun habiendo conseguido el objetivo, me asaltan las dudas. 250km. sobre asfalto deben ser terribles, exigen un trabajo específico en este tipo de terreno, olvidarse de la montaña y entrenar la prueba helena a conciencia durante muchos meses. Adaptar la musculatura del corredor de montaña al duro asfalto. ¿Me apetece olvidarme de la montaña, que es lo que realmente me gusta, para preparar durante tantos meses una carrera de este tipo…? Ahora mismo, no, pero habrá que esperar. Ahora solo quiero retomar mis entrenos de montaña.

¿Soy capaz o sería capaz de terminar la Spartahlon…? Ahora mismo, no. Aunque me encuentro bien, en forma, no sería capaz de cubrir esa distancia y de manera ininterrumpida. En las carreras de montaña puedes permitirte andar o caminar rápido; en ocasiones, incluso, es mejor subir una pendiente andando que corriendo. El desgaste es menor y dependiendo del desnivel, el tiempo que ahorras corriendo es insignificante comparado con subirlo caminando rápido. En asfalto, no obstante, no hay desnivel pero si decides caminar, el ritmo se dispara, el tiempo empieza a volar y te sales de tus tiempos.

Pero esto me motiva también. Tener dudas de que lo consiga es un elemento de motivación para mí, por eso no descarto prepararla en un futuro.

Pronto hablaré sobre las pautas de alimentación e hidratación que he llevado, previamente y durante esta carrera. Espero que os interese.

“Así como una vida libre de problemas no hace a una persona fuerte y buena, tampoco los caminos suaves hacen a un buen corredor y superar la adversidad hace que la vida sea grande y llena de un gran potencial. “ (Dean Karnazes)