miércoles, 22 de julio de 2015

REFLEXIONES AL VOLANTE


Han sido 5 días realmente intensos. Diferentes.

A pesar de no tomar parte en la carrera, decidí acudir a Esterrí d`Aneu por varios motivos. Uno, conocer una carrera desde el otro lado de la barrera, principalmente como espectador y si me permitían como ayudante en algún avituallamiento. Tuve la oportunidad de estar en el puerto de Bonaigua, mitad de carrera, ayudando a los corredores. Fue una experiencia nueva para mí. Ayudar a los demás es gratificante; ofrecer un vaso de agua, un trozo de melón, ayudar con la ropa de recambio, rellenar un botellín, correr algunos metros junto al que lo necesite o simplemente unas palabras de ánimo. 








Otro motivo fue conocer a mis compañeros del equipo de Haglofs junto con otras personas de la familia de la marca. Luego hablaré de ellos.

También era importante acudir porque el evento estaba organizado por mi marca y era necesario estar presente para dar todo el apoyo posible. Estaba lo de conocer esa parte del pirineo, desconocida para mí. Adentrarme en sus senderos, sus bosques, observar sus altas cimas…


 


El jueves cargué la maleta, esta vez con menos ropa de carrera que lo habitual y también sin ninguna barrita ni gel… jejeje… Aun así, algo sí que llevé, ya que mi idea era empezar mi recuperación allí mismo, caminando, empapándome del espíritu del Pirineo, que estaba seguro que me vendría bien. Cuando uno es forzado a detenerse para por culpa de una lesión, en un primer momento, vive unos días algo “descolocado”. Romper con la rutina de entrenos, olvidarse de la carrera, sustituir el caminar por el correr… no es tan fácil como parece, para los que nos pasamos el año correteando. Y encima acudir a un evento para no participar… En fin, ¡Es como tener una tarta de chocolate delante y no poder comer!

Pero tenía claro que debía hacerlo y punto. Había que dar descanso al cuerpo, recuperar el gemelo. En definitiva, “resetear” el cuerpo y la mente…

La carrera fue un éxito, duplicando o incluso triplicando la participación de años anteriores. Una gran organización y un pueblo volcado con el evento. Una carrera tremendamente dura, no solo por los kilómetros, 92.3k, sino por el brutal desnivel, 7344 m+.

Poco a poco fui conociendo a la familia Haglofs, corredores y responsables de diferentes secciones de la marca (Fernando, Maribel, Julia). Cuando venía de vuelta a casa (haciendo una parada en Barbastro de la que ya hablaré en otro momento) pensaba lo siguiente: “qué a gusto estoy aquí, en Haglofs”. Esta frase es muy fácil de decirla pero para sentirla, con sinceridad, hace falta estar realmente satisfecho, feliz. Me he sentido apreciado, me he sentido realmente identificado tanto con los valores de la marca como con el espíritu de la montaña que desprendían mis compañeros corredores. 



El domingo a la mañana fue una jornada inolvidable. Sesión de fotos, video y pequeña entrevista para el canal Evasión TV. Si juntas a profesionales de la fotografía (Marta Bacardit) y medios audiovisuales, con talento y sensibilidad por la montaña o la naturaleza, con unos cuantos corredores con ganas de divertirse y sentir la montaña, el resultado es espectacular. Yo no estaba acostumbrado a un despliegue así. Grabaciones con un dron, tomas, “making off”… en definitiva, increíble. El momento del río… inolvidable.





En cuanto a los demás corredores, en el viaje de vuelta en el coche pensaba en lo diferentes que éramos. Seis personas con personalidades diferentes, con sutiles diferencias en cuanto al amor a la montaña. Más extrovertidos, más callados, más competitivos, menos, calculadores, espirituales… Una diversidad que enriquece el grupo con un nexo en común, la montaña. La montaña y el amor por ella. Porque la montaña tiene sitio para todos. Eugeni, Tito, Laia, Imanol, Djanina… ¡qué suerte la mía de pertenecer al equipo! Qué suerte y qué responsabilidad de tener que hacerlo bien ante tanto gran corredor y corredora. Grandes corredores pero sobre todo muy buenas personas. Podría hablar de cada uno de mis compañeros, podría contaros detalles pero me alargaría demasiado.

  


 
“Outdoor passion” es el lema de Haglofs. Un mensaje sencillo pero profundo. Estos días he tenido la oportunidad de sentir esa pasión. Hemos hablado de muchos temas relacionados con la naturaleza. Hemos dado nuestra opinión sobre los diferentes productos de la marca, en qué se puede mejorar, cómo creemos que se puede hacer, cuáles son nuestras fortalezas y nuestros puntos débiles; hemos hablado de nuestros proyectos...

Al final, después de tanta reflexión he llegado a una conclusión sencilla pero poderosa. Me atrevería a decir que desde Haglofs no se pretende ser la marca de outdoor más grande, sino la mejor.






 (Fotografias tomadas por Marta Bacardit)

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