sábado, 20 de febrero de 2016

MIRAR POR EL RETROVISOR

Hace unos meses, leí una entrevista a Simone Moro y en ella el alpinista (que ahora mismo se encuentra junto con Alex Txikon y otr@s alpinistas de gran nivel, intentado realizar la primera invernal de la historia en el Nanga Parbat) comentaba lo siguiente:





Pregunta: ¿Cómo es su relación con sus patrocinadores?
Respuesta. Muy Buena. Sé exactamente lo que necesitan y lo que quieren, y ellos saben hasta dónde puedo llegar, y que no soy sólo un patrocinado, sino también una persona que intenta siempre devolverles la inversión que han hecho en mí. Muchos patrocinados piensan que el patrocinador es quien les paga las vacaciones, los viajes, y les permite tener una buena vida. Esto es un gran error, y a la larga es un motivo para que la relación se rompa.


Estas palabras, de uno de los mejores alpinistas de la actualidad, me hicieron pensar.

Tenemos la costumbre de querer cada vez más. Probablemente sea una actitud natural del ser humano; querer más, querer superarnos. Más y más… más kilómetros, pruebas más duras… Creo que es una actitud válida, no conformarnos con lo que tenemos, con lo que hemos conseguido pero también creo que es fundamental no olvidarnos de dónde venimos, del camino que hemos recorrido, de donde estábamos y donde estamos ahora, de lo que teníamos y lo que tenemos, es decir, mirar de vez en cuando por el retrovisor.

Pienso a menudo en mis inicios en el mundo de la montaña. Con la MTB o corriendo algunos kilómetros por los caminos por los que correteo también a día de hoy. Sin ninguna pretensión, sin prever donde estaría ahora, con ilusión a raudales y con la certeza o intuición de que después de muchos años dedicados al baloncesto, mi lugar estaba en la naturaleza, en la montaña… Un corazón de fuego y una mente llena de sueños…

Recuerdo que en mis inicios, una tienda de deporte me dio algo de ropa para mi primera aventura. A mí me pareció la leche, ¡algo de ropa y dos pares de zapatillas gratis! Increíble. Luego vinieron años mejores y peores, la crisis empezaba a asomar en nuestras vidas y las cosas se pusieron difíciles. Nadie estaba a dar nada, conseguir las cosas costaba mucho o era prácticamente imposible. Todos sabemos de lo que hablo…

Han pasado algunos años ya…

Como sabéis, desde hace algunos años, dos marcas del mundo del deporte me ayudan en mis carreras/aventuras, HAGLOFS y OVERSTIMS. No penséis que ahora empezaré a hacer publicidad de ambas… no… el post no va de eso.

Aunque llevo algunos años con Haglofs, oficialmente, hará un año que formo parte del equipo de trail running España de la marca sueca. En cuanto a Overstims, a finales del 2015 firmé mi renovación por tres años más. 



Después de algunos años con ambas marcas puedo decir que, como dice Simone Moro, “Sé lo que necesitan y lo que quieren, y ellos saben hasta dónde puedo llegar, y que no soy sólo un patrocinado, sino también una persona que intenta siempre devolverles la inversión que han hecho en mí “. También he entendido cual debe ser mi relación con ellos. Muchas personas piensan que tener patrocinadores equivale a tener todos los gastos pagados: inscripciones, viajes, vacaciones, material… “hasta el cole de los peques”… jajaja… Algunos habrá, pero yo no soy uno de ellos.

Tener claro hasta dónde puede llegar cada una de las partes es fundamental. Yo sé qué puedo pedirles a Haglofs y Overstims y ellos saben lo que pueden esperar de mí. Pienso que soy afortunado. Que dos marcas líderes me proporcionen la alimentación/nutrición y el material necesario para entrenar y competir, es más que lo que aquel chico, hace más de 10 años podía esperar… Pero más importante que las cosas que a uno le puedan dar, es que uno se sienta valorado. Mi relación tanto con Haglofs como con Overstims es honesta. Siento que formo parte de una familia, de un grupo que rema en la misma dirección y comparte pasiones. Me preguntan mi opinión sobre diferentes asuntos, me piden que les dé mi opinión acerca de unas zapatillas o qué sabores me gustan más en las sales minerales o qué sabor me gustaría añadir…

Por eso es importante mirar de vez en cuando por el retrovisor. Qué tenía hace unos años y qué tengo ahora y valorarlo. Ahora es cuando me toca volver a lo de que “cada vez queremos más…” ¿Debo pedirles más? ¿Debo hacer caso a esa naturaleza humana de querer más…? No, yo creo que no.

Ayer recibí (junto a otros compañeros) un email del responsable de marketing de Haglofs en Suecia. Se me ocurrió ojear quienes eran mis otros compañeros que recibían el email y me quedé impresionado. Esquiadores olímpicos, aventureros, alpinistas de primer orden, marinos, escaladores de elite… ¿Os imagináis que cada uno de nosotros pidiéramos que nos pagaran nuestras aventuras y nuestros gastos? Lo mismo pasa con Overstims. El elenco de deportistas de la marca francesa es increíble. 




Vuelvo a las palabras de Simone“Muchos patrocinados piensan que el patrocinador es quien les paga las vacaciones, los viajes, y les permite tener una buena vida. Esto es un gran error, y a la larga es un motivo para que la relación se rompa.”

Mirar por el retrovisor también es importante para cuando uno tiene algún ataque de ego. Yo tengo bien claro quién soy y qué no soy. Pero nadie es inmune a la grata sensación de unas palabras bonitas o un halago. Uno debe tener cuidado con esto. Es fácil que a uno se le llene la cabeza de pájaros y que crea que es alguien que no lo es… En las ocasiones que he vivido esta situación miro por el retrovisor… y no dejo que las palabras bonitas me nublen la vista o el pensamiento. Sé quién soy. Los halagos que recibo con gusto son aquellos que hacen referencia a mi forma de sentir la naturaleza, a mi sensibilidad, a mi “forma de vivir” como me dijeron en una ocasión. Sí, me sentí feliz con esas palabras. Inspirar a otros de esta manera es bonito. Las palabras que hacen referencia al ámbito deportivo, a mis logros o resultados… las recibo con incomodidad.

Mirando atrás, viendo mis inicios puedo afirmar que soy feliz con mi situación actual. Pero quiero seguir mejorando. Quiero ser mejor corredor, quiero aprender más secretos de la naturaleza, quiero ser más autosuficiente, quiero “necesitar menos” cuando estoy ahí fuera…

También soy realista. Sé que llegará el día en que a Haglofs y Overstims no les interese. Otros deportistas ocuparán mi lugar, así ha sido siempre… ¿Acabará aquí mi andadura por las montañas? Rotundamente, no. Simplemente empezará otra nueva etapa. La única fuerza capaz de desvincularme de la montaña es mi familia y mis piernas… jajaja…


Por ahora, hay cuerda para rato...



 


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